Candás, B. F

Un atragantamiento comiendo un bocadillo de carne o un golpe en la cabeza por un desfallecimiento se manejan como hipótesis de la muerte en la tarde-noche del domingo del candasín José Luis Estrada González, «El Ruco», de 54 años, en un bar de la villa. Un hecho luctuoso que ha causado gran conmoción en la localidad marinera.

Según testigos presenciales, el suceso tuvo lugar pasadas las ocho de la tarde. El hombre entró en el bar candasín Armu, más conocido en la villa como Rabitos, para resguardarse del aguacero que caía en aquel momento. «Cuando entró no tenía mala cara, fue a la barra y pidió, como hace muchas veces, un bocadillo de carne mientras paraba de llover», explicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA la camarera que lo atendió y que posteriormente lo encontró sobre el suelo de los servicios.

Tras dar unos mordiscos al bocadillo, el hombre se dirigió al baño con cierta premura, aunque «sin que pareciera que le pasara nada malo», relata otro testigo del suceso. «Cuando pasaron varios minutos me percaté de que el hombre seguía en el baño, así que entré para ver si le pasaba algo», explica la camarera, que, acompañada por otro cliente del bar, se encontró en el interior del servicio de caballeros con el cuerpo de Estrada tendido sobre el suelo.

Tras el susto inicial, ambos trataron de obtener una respuesta del desfallecido, que, aunque no contestaba, «sí que estaba respirando, porque escuchamos una respiración abrupta, como un ronquido», explican. Inmediatamente llamaron al Centro de Coordinación de Emergencias y aproximadamente unos diez minutos después salieron de un taxi dos sanitarios del centro de salud de Candás.

Al comprobar la gravedad de la situación y, ya más de media hora después, llegó al lugar una ambulancia. «Sacaron al hombre del baño en silla de ruedas, completamente pálido», relatan los testigos, aunque la forma en que se procedió a su traslado les hizo pensar que aún estaba con vida. Ya en la ambulancia, tras tratar de reanimarlo, se certificó su muerte.

En el dispositivo de ayuda intervino también tanto la Policía Local, que acordonó todo el centro de Candás para facilitar la intervención de la uvi móvil desplazada hasta el lugar, como la Guardia Civil, que entre otras cosas cuestionó a los responsables del establecimiento sobre «lo que había comido», lo que alimentó las sospechas de que pudo tratarse de un atragantamiento. No obstante, los sanitarios allí presentes confirmaron también que el fallecido presentaba un golpe en la cabeza, como consecuencia probable de un desfallecimiento.

El Ruco era cliente habitual de la cafetería Armu y hombre muy conocido en la villa. Jubilado de la empresa ferroviaria Feve, deja un hijo, Sergio Galo. El funeral se celebrará hoy, martes, a las 17.00 horas, en la iglesia parroquial de San Félix, en la villa candasina.

El suceso ha causado una gran conmoción en la villa marinera, que espera a que se esclarezcan las causas del fallecimiento.