Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

«Dibuxando sones» es la peculiar iniciativa que dos artistas candasinos desplegarán hoy por la noche en el local de copas La Marinera, de Candás, desde las nueve de la noche. Consiste en pintar y poner música al mismo tiempo, produciendo una fusión inmediata y espontánea entre los dos artes en la que tendrá mucho que ver la participación del público, que será un elemento para la inspiración. Es como una sesión de jazz, sólo que en lugar de batería el ritmo lo pondrá un DJ, y la música aleatoria no saldrá de un saxo, sino de una brocha, en una experiencia totalmente novedosa en Candás.

Los protagonistas serán dos artistas candasinos. A la brocha y el spray, el pintor e ilustrador Iván Fernández González, conocido en el mundo del arte como «Coyote Painting Walls» y asentado desde hace varios años en la ciudad norteamericana de Boston, donde regenta el estudio-galería La Factoría del Color. Las notas, por su parte, surgirán de las mezclas del músico Isaac Pérez, conocido en el mundo musical como «Diamond Dust», y cuyo estudio de producción se encuentra en Candás.

«Pretendemos que la música y la pintura sean un aliciente más de la noche», explica humildemente Fernández González. «La pintura partirá de la música, yo me dejaré llevar», explica el pintor, que asegura no llevar nada preparado. «Lo voy pensando sobre la marcha, es pura improvisación, ideas que se van desarrollando gracias a la música», añade. Coyote tiene ya experiencia en estas lides. «Lo he hecho muchas veces, pero no en Candás, delante de amigos o familia, y eso me pone un poco nervioso», reconoce, tras haber improvisado arte en ciudades como Milán o Boston.

«De lo único de lo que tengo idea es de las líneas, pero los colores llegarán por la música, por la gente y por las sensaciones del momento», asegura. Y así tendrá que pintar, en seis horas, un mural de más de dos metros de largo, durante la noche. Para ello, tendrá como instigador y a la vez compañero a Isaac Pérez, a quien apasiona la vida efímera que le espera a la obra. «Sólo van a converger una vez y la gente que asista será parte de ello, porque la creación de la obra sólo quedará en su recuerdo», dice. Y es que la música y la pintura quedarán separadas tras esta noche.

«Con la música trazaré una línea histórica, desde finales de los años 50, con jazz o funk, hasta los 80, cabalgando por la historia de la música», explica Pérez, que busca «un collage de todo tipo de estilos», que al mismo tiempo extiendan un campo de posibilidades bien amplio para la pintura del Coyote. «Sé lo que Iván puede llegar a hacer, y sí que he pensado en ello, en cómo abrirle un amplio abanico de posibilidades para que desarrolle su arte», apunta Pérez. Una oportunidad única para ver al desnudo el encuentro entre la música y la pintura.