Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Llega el otoño, se marchan los turistas y aparecen los «nenos de Santolaya», un grupo de «chavales» de medio siglo de vida, década arriba o abajo, y que forman la mayor reunión de amigos de Candás. El viejo barrio pesquero de Santolaya es lo que aún sigue uniéndolos. Llevan 19 años reuniéndose el último viernes de septiembre con el único placer de volver a encontrarse. Y aunque, como ellos mismos dicen, «cada año se producen bajas», son más las nuevas incorporaciones, por lo que el grupo es cada año más numeroso. «Desde nuestro último encuentro hemos tenido dos bajas muy sensibles en nuestra peña: Manolo "Canijo" y Joaquín "Cardoso", personas muy queridas que participaban activamente en estos encuentro», explica uno de los organizadores del evento, Tito Aramendi.

Por supuesto, los «nenos» no se olvidarán de los que faltan. «Interpretamos las canciones que más les gustaban, para recordarlos constantemente, ya que sabemos que aunque no estén aquí físicamente, nos observan desde arriba», asegura Aramendi, quien se vanagloria de que la vida siga su curso atrayendo a «nueva savia», nuevos «nenos». Este año han sido cinco, ni más ni menos. Uno de ellos, Omar Fernández Zarandona, no solo acudió por primera vez a la velada de Santolaya, sino que se sumó a ella recién llegado del aeropuerto, adonde le trajo un vuelo de Air France desde su París de residencia «solo y exclusivamente para acudir a la primera reunión con los nenos de Santolaya», aclara.

Todos ellos son «el claro ejemplo de que la peña de Santolaya sigue muy viva», destaca Aramendi. Otro más son los homenajeados que cada año seleccionan entre los más veteranos, y que en esta última edición fue para José Luis Rodríguez Vega, de los «Vixigas», uno de los cuatro fundadores de estos eventos y sin el que, aseguran, «no sería posible la gran hermandad que reina entre los asistentes», y Nicanor Fernández Lora, «persona servicial que siempre está dispuesta a colaborar con todos».

El año anterior se llegó a un acuerdo para que cada uno de los homenajeados diera cuenta de sus andanzas de juventud en el Candás de antaño. «Nací en Santolaya, crecí en Santolaya y me casé en Santolaya», destacó Rodríguez Vega, que no olvida tampoco los juegos de la infancia y de los que dio buena cuenta durante la velada. Por el contrario, Fernández Lora advirtió la diferencia que lo une al barrio: «No nací en Candás, pero mi madre vino a trabajar como criada en la casa de los Estrada, que hoy es el Museo Antón, y por eso emparenté con Santolaya».

Tras la cena en el restaurante candasín de El Llagarón, los «Nenos» acudieron al lugar que los vio nacer, el barrio de Santolaya, donde hasta altas horas de la madrugada entonaron canciones «que nos ponen la carne de gallina, sabiendo que los amigos que partieron nos están escuchando», dice Aramendi.