Santoseso (Candamo),

Sara ARIAS

En ruinas y sin dueños localizables. Así se encuentra una casona de la localidad de Santoseso, en Candamo, construida en 1897. Desde hace varios años, el Ayuntamiento candamín se encarga de retirar las tejas y las piedras que van desprendiéndose para evitar el peligro a los vecinos que pasan a su lado. Hace tres años se colocó incluso un perímetro de seguridad alrededor, pues la vivienda se encuentra frente a la sede social del pueblo, donde se celebran las fiestas.

Con todo, no se ha podido evitar lo inevitable y el envejecimiento del inmueble, acentuado por su descuido, ha provocado el desplome del tejado y de la segunda planta. «Va a ir el aparejador para ver dónde hace falta intervenir y, cuando vengan días buenos, quitar lo que esté suelto y echar cemento, si hace falta, para que quede todo amarrado», explica el alcalde, José Antonio García Vega.

El Consistorio ha ido reparando la casa durante los últimos años porque no puede contactar con los dueños, que «están en Estados Unidos», indica el regidor. Ya lo han intentado por todas las vías, pero siempre sin respuesta. Por esa razón no pueden derribar la casa, catalogada como ruina, y deben ir haciéndose cargo «de las pequeñas obras que necesite para quitar el peligro a la gente que pase por allí». De hecho, a ambos lados de la vivienda hay dos casas habitadas y fincas, además del centro social.

La casa tampoco está catalogada por Patrimonio. Sin proteger, sin dueños y derrumbándose poco a poco, la única opción es que el Ayuntamiento continúe acometiendo pequeñas obras que impidan una desgracia. «Las paredes son fuertes y no creo que vaya a caerse más», señala el Alcalde. Sin embargo, para algunos vecinos la casa «es un peligro», pues, entre otras cosas, la galería exterior se soporta «sólo en un poste, y cualquier día se caerá».