Candás, Mónica G. SALAS

Si los Reyes Magos han tenido que hacer uso de su característica magia para conseguir repartir millones de regalos por todas las casas del concejo, los confiteros candasinos no fueron menos ayer. De la magia han tenido que echar mano también para poder producir cientos de roscones en un tiempo récord.

Víctor Manuel Muñiz, de la panadería «Hermanos Muñiz y Fernández», se levantó a las dos de la madrugada. Lo mismo que Juanjo Fernández, de la confitería «El Obrador». Sin apenas dormir y con el sueño acumulado del día anterior, los dos confiteros se pusieron manos a la obra para producir más de 500 roscones. Pero el duro trabajo de estos días parece haber merecido la pena. Y es que se trata «con diferencia de la mejor época del año», afirma Juanjo Fernández. «Hay que trabajar mucho, pero también es cuando obtenemos mayores beneficios», añade Víctor Manuel Muñiz.

Tanto es así que el año pasado, a pesar de la crisis económica, las ventas del roscón de Reyes se incrementaron. Y, según señalan los propios pasteleros, este año se esperan ventas similares. Así las cosas, este tradicional dulce navideño ha conseguido esquivar la crisis. No obstante, los confiteros candasinos aseguran que el éxito del roscón radica también en que se trata de un dulce que sólo se produce una vez al año. «Si lo hubiera todos los días perdería el tirón», opina Muñiz.

Además del roscón tradicional, una especie de bollo suizo, la especialidad de Candás es el de hojaldre, relleno de almendra. De hecho, la confitería «El Obrador» sólo ofrece este tipo. «Me enseñaron esta receta y desde siempre lo he hecho así», asegura su propietario, Juanjo Fernández. Además, «gusta mucho a los clientes, ya que es más jugoso que el otro y está menos visto», sostiene. Para ello, según la receta de Juanjo Fernández, lo primero que hay que hacer es amasar el hojaldre, compuesto por harina, sal, mantequilla y de agua. Una vez lista la masa se dobla de tal forma que «nos queda una especie de libro», matiza Fernández.

A continuación, se estira y se le echa la mezcla realizada con la almendra. En concreto, se trata de «almendra, azúcar, licor, coñac y huevos para conseguir darle textura y poder echarlo con la manga», explica. Luego se dobla el hojaldre y se mete a cocer. Ésta es la parte del proceso que más tarda, «aproximadamente una hora», aclara Fernández. Por último, «lo adornamos con frutas confitadas y azúcar glas e introducimos la faba y la sorpresa», concluye.

Con todo ello, la elaboración de la especialidad candasina del roscón de Reyes lleva más tiempo que el tradicional. Y también suele ser más caro. No obstante, su precio depende también de la cantidad de almendra que se emplee para su relleno. Por su parte, Víctor Manuel Muñiz, que ofrece las dos clases de roscón existentes, declara que en su caso el más vendido es el tradicional, ya que «el hojaldre y la almendra se puede tomar a lo largo de todo el año en cualquier pastel». De todas formas, lo cierto es que tanto el tradicional como el de hojaldre y almendra arrasan el día de Reyes. E incluso ya hay quien se adelanta a comerlo en Nochevieja.