Antromero (Gozón),

B. FERNÁNDEZ / I. GARCÍA

Las cuatro empresas que prestan servicio en la piscina de la Mancomunidad del Cabo Peñas en Antromero no cobran desde mayo de 2012, por impagos del Ayuntamiento de Gozón. Algunas de ellas, debido a esta situación crítica, están en riesgo de desaparecer. Estas firmas se encargan del socorrismo o cursillos.

La situación afecta indirectamente a una docena de trabajadores que hasta ahora han podido cobrar gracias al esfuerzo realizado por las empresas, de las que ayer se deshizo en alabanzas el gerente de la instalación, Manuel Muñiz. «Su profesionalidad ha hecho que la piscina siga funcionando con normalidad día a día», explicó Muñiz, quien avanzó que en los próximos días volvería a mantener reuniones con los encargados de las cuentas de la Mancomunidad para solucionar los pagos a las empresas.

La solución podría estar, tal y como ya avanzó ayer LA NUEVA ESPAÑA, en la subida de precios públicos para el uso de la instalación. Algo que Muñiz considera positivo, habida cuenta de que se trata de una de las instalaciones de este tipo más baratas de la región. «El usuario entiende la subida de precios, si eso le permite seguir disfrutando de un servicio que le proporciona salud», cree el gerente.

Pero hay otras soluciones para incrementar los ingresos de la piscina de Antromero, que pasan por ser la instalación emblemática cuya construcción motivó la fundación de la Mancomunidad del Cabo Peñas que integran Carreño y Gozón.

«Se trata de activos ociosos, aprovechando los terrenos propiedad de la Mancomunidad, y que podrían servir para, por ejemplo, la construcción de dos pistas de pádel», explica Muñiz. Esta construcción tendría un coste de 15.000 euros, de forma individual, rápidamente amortizable, según Muñiz. «El pádel no incrementaría los costes, con el mismo control, y necesitando escasa limpieza», añade.

Pero hay otras fórmulas, como es «el ahorro energético». Se trata de la posible incorporación de una manta térmica para cubrir la piscina por las noches, que permitiría conservar la temperatura del agua sin hacer un mayor gasto eléctrico. «En algunas piscinas de Gijón, donde ya se usa, se alcanza un ahorro anual de 15.000 euros», dice. «Con estas tres vías de ahorro y financiación la piscina sería viable», asegura Muñiz.