Candás / Oviedo,

Mónica G. SALAS / L. Á. VEGA

«Esto es una tragedia familiar, estamos totalmente desesperados», acertó a decir ayer, con el rostro desencajado y los ojos anegados de lágrimas, Miguel Ángel García Álvarez, aún sin poder digerir la muerte de su padre Avelino, su hermano Manuel Avelino y su sobrina Ana en el brutal siniestro de Piedeloro. Pero el drama de este agente de la Guardia Civil es aún más hondo, va mucho más allá, porque la carretera, mejor dicho, un conductor borracho, le arrebató hace justo quince años a su primera esposa, Esther Riesgo, y a su hijo de 6 meses, Miguel, en otro fatal percance ocurrido en la variante de Avilés. Fue aquél un accidente que conmocionó a la comarca de Avilés, ya que la mujer era hija del presidente de la Banda de Música del Colegio San Fernando, Andrés Avelino Riesgo, muy conocido. En Miguel Ángel Álvarez se resumía ayer el irrazonable destino de una familia arrasada por los accidentes de tráfico, con cinco vidas segadas en dos zarpazos. «¿Qué puedo decir que no sepáis ya todos?», resumía con expresión dolorida.

Pero a pesar del abatimiento que los embargaba a él y a su familiares, el agente luchaba por mostrarse entero y ecuánime respecto al accidente que ha costado la vida a sus familiares. No quiso echar la culpa al estado de la carretera. Álvarez cree que el suceso se debió más bien a un error humano. «Que el firme de la carretera podía estar mejor, es cierto, porque es una vía que tiene muchos antecedentes. Pero no. Al final, los mayores errores los cometemos nosotros mismos», aseguró Álvarez.

Y es que manifestó que el coche, conducido por su padre, fue efectivamente «el que invadió el carril contrario». Según la Guardia Civil, se descarta que este brutal siniestro se produjese durante un adelantamiento y lo achaca a una invasión de carril por parte del Nissan Primera en el que viajaban los familiares, que se dirigían a Avilés a comprar una tarta de cumpleaños para el novio de Ana. Esta invasión del carril se debió presumiblemente a una distracción, sin que se descarte que el conductor pudiese sufrir una indisposición.

Según Adrián Pérez, vecino de El Rendaliego, en Piedeloro, «el conductor era el abuelo, porque cuando me acerqué al coche vi a Avelino en ese asiento». Pérez fue precisamente uno de los que, tras el accidente, llamó a la Guardia Civil para informar del siniestro, que acababa de producirse. Al principio creía que había sólo dos personas en el vehículo, porque el cuerpo de Manuel Avelino había sido desplazado por el impacto a la parte trasera. Luego se descubriría que detrás de él estaba su hija. Los bomberos y los guardias civiles que asistieron en este siniestro estaban realmente nerviosos e impresionados por lo que habían tenido que contemplar.

El candasín herido en el siniestro, J. M. F. M. A., de 69 años, tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias desde el San Agustín de Avilés ante el grave estado en el que se encuentra. El hijo del superviviente del siniestro visitó ayer el tanatorio de La Cruz, según confirmó el propio Miguel Ángel Álvarez, quien aseguró que tanto su padre como el otro conductor se conocían y había alguna relación entre las familias. Otro detalle más que da cuenta del alcance de esta tragedia.

La capilla ardiente en la que se velaban los cuerpos de Avelino Álvarez Cuervo, de 75 años, de su hijo Manuel Avelino Álvarez García, de 45, y de la hija de éste, Ana Álvarez Solla, de 18, fue ayer un incesante ir y venir de vecinos y familiares. Carreño era ayer un concejo abatido por un suceso que ha destrozado a una familia muy querida. Ya lo manifestaban los propios vecinos el sábado: «Es una gran tragedia para Candás». Y ayer continuaba oyéndose la misma frase por todos los rincones de la villa. «Es un duro golpe; son tres miembros de una misma familia y, además, eran todos muy conocidos», declaró el alcalde, Ángel Riego, quien ha decretado para hoy una jornada de luto en el concejo, como «testimonio del dolor del concejo por los fallecidos y en solidaridad de la familia».

A las doce del mediodía el tanatorio candasín se convirtió en una auténtica marea de coches y vecinos. «Allí estaba todo Carreño; además, había gente de todas las edades, puesto que los tres candasinos fallecidos el sábado pertenecían a tres generaciones diferentes», afirmó Riego. «Más que como alcalde fui como un ciudadano más. Los conocía y a Manuel Avelino le di incluso clase en el colegio hace años», añadió.

El funeral tendrá lugar hoy, a las doce de la mañana, en la iglesia parroquial de San Félix de Candás. A continuación, los cuerpos serán trasladados al cementerio de San Bernardo, donde recibirán cristiana sepultura.

Todo el dolor del mundo, quince años atrás

Miguel Ángel Álvarez perdió a su mujer y a su bebé en la variante de Avilés, en la madrugada del 27 de diciembre de 1997. Un conductor borracho invadió el carril contrario. Siete meses después, Miguel Ángel, guardia civil en Navarra, abría su corazón a LA NUEVA ESPAÑA y relataba la tragedia: «Mi mujer me preguntó: "¿Pero qué hace ése?". Luego dijo: "Dios", y ya nada más», relataba este hombre, que pedía penas más duras para los conductores ebrios, como el que sembró su desgracia.