Bedriñana (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

En Breceña (Villaviciosa) se construyen los únicos toneles de Europa con capacidad de hasta 5.000 litros, aunque han llegado a fabricarse, incluso, para albergar 60.000 litros. No obstante, el de tonelero es un oficio «muy en peligro de extinción», a pesar de que Villaviciosa fue una tierra rica de estos profesionales. Así lo reconocen los hermanos José y Carlos Argüelles. Ellos sí han sabido mantener la tradición de su bisabuelo y de su padre.

Esgrimen que entre las razones de que éste sea uno de los oficios que se van quedando sin relevo generacional está la «falta de madera, que hay que importarla», además de que «los lagareros ya no apuestan por la madera, ya no tienen esa cultura». José Argüelles reconoce que atender el gran volumen de producción de las bodegas actuales «sería inviable por los costes». Por ello se han impuesto los toneles de fibra y acero para la fabricación de sidra. Frente a estos materiales más modernos, Argüelles defiende la madera: «Aporta taninos, oxigenación y sabores dependiendo del tostado». Y apunta otra ventaja: «Los posos o la borra de la sidra quedan impregnados en los poros del tonel y si la da buena, siempre la va a dar así, por esa aportación».

Para este carpintero maliayés, el oficio «lleva más de sesenta años en crisis» y destaca la labor del bodeguero en los lagares de antes. «Se encargaba del mantenimiento de los toneles y ahora para cualquier problema hay que llamar al tonelero». En su taller de Breceña fabrican y reparan estos recipientes y son «maestros toneleros de cualquier capacidad», pues trabajan a medida.

Los hermanos Argüelles construyen toneles gracias a un laborioso proceso de fabricación. El problema es que «no hay escuelas» en las que se enseñe este oficio, por lo que tradicionalmente, los conocimientos se legaban «de padres a hijos». Razón por la que podría llegar a perderse esta tradición ante la falta de relevo generacional.