Pola de Siero, Franco TORRE

La presencia de corzos y jabalís en tierra sierenses se ha disparado en los últimos años. El incremento del número de animales, constatado por vecinos del concejo y cazadores, provoca numerosos perjuicios en las zonas rurales, aunque la consecuencia más visible de esta proliferación es el incremento de accidentes de circulación causado por la irrupción de las bestias en carreteras y autopistas. El último accidente, registrado en la noche del domingo en la carretera Carbonera, ha reabierto el debate sobre la manera de atajar el incremento de la cabaña de jabalís, aunque cazadores, vecinos y administraciones tienen clara su causa: el acoso al que los lobos someten a estos animales en otros territorios.

Así lo entiende el concejal sierense Valeriano Rodríguez, que recientemente ha presentado al Principado una petición para incrementar los cupos de caza y orquestar perrerías en las zonas rurales de Siero, a fin de alejar a los animales de núcleos habitados: «Los lobos son los causantes del desplazamiento de corzos y jabalís hacia cotas más bajas, lo que afecta directamente a Siero. De hecho, la ausencia de actividad en la zona de caza de Villaviciosa, que quedó desierta en un concurso reciente, nos afecta directamente», afirma Rodríguez.

Además, el edil percibe un problema añadido en el caso sierense, como es la situación de dos zonas de seguridad en La Barganiza y La Belga, esta última en torno al cuartel militar de Cabo Noval: «Los corzos y los jabalís se refugian en esas zonas, donde no les persiguen, y luego salen de noche, llegando incluso a zonas urbanas como los parques de Lugones y La Fresneda».

A juicio del presidente de la Federación Asturiana de Caza, Valentín Morán, esta presión de los lobos se aprecia singularmente en esas zonas altas, donde escasea la caza: «Constatamos que en esas áreas hay menos caza, pero tampoco sé si la presión de los lobos es la causa mayor para explicar el desplazamiento de los jabalís», señala.

En este sentido, Morán considera que el éxodo de zonas rurales a zonas urbanas también está fomentando esta progresiva ocupación de terreno por parte de los jabalís: «El hombre está abandonando las zonas rurales y los jabalís las colonizan. Además, tienen alimento porque ya nadie va a recoger castañas, bellotas, avellanas...». Una dinámica, en todo caso, que lleva a los animales cada vez más cerca de las ciudades.

Los propios vecinos son conscientes de la situación. «En Ponga no hay jabalís para cazar porque los matan los lobos, los persiguen entre varios y los matan. Entonces los jabalís van a sitios más seguros y bajan hacia Siero», señala Higinio Blanco, impulsor de una plataforma de afectados.

Los profesionales del volante, además, denuncian que el trazado de algunas carreteras es especialmente propicio para que los animales irrumpan en la vía. Es el caso concreto de la Autovía Minera, que según explica José María Antuña, de Radio Taxi Siero, «cortó un paso natural que había en Bendición, y los jabalís seguían pasando por ahí, cruzando la autopista y provocando accidentes».