Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

«No se planta nada. Se debería de replantear, pues ¿de qué tiene pensado vivir la gente? Las castañas ni se apañan y el kilo vale tres euros», plantea Bernardo Costales Dindurra, maestro jubilado de Villaviciosa que ve en el cultivo de nogales y castaños una alternativa más que viable. Apunta otras vías como la miel o las setas, porque sostiene que «opciones hay muchas» en el campo. Pone como ejemplo que si aplica un producto a las raíces del árbol a los dos años está produciendo setas y «los boletus están a 25 euros» en el supermercado, destaca.

«Aquí siempre fuimos ricos y en el futuro a ver qué pasa. La tierra siempre dio de comer y va a seguir dándolo», destaca Costales, que él sí apuesta por la plantación de árboles frutales y madera noble. «Me preocupa Asturias, la gente está escapando, los jóvenes se están yendo y hay otro problema, que están hipotecados, y ¿cómo pagamos lo que debemos? No veo que vaya a venir ninguna industria», apunta Costales, que agrega que «si tenemos avellanas, nueces, castañas... habrá una industria de transformación. En Asturias lo que hay son matorrales», advierte.

Bernardo Costales Dindurra aprovecha los últimos coletazos del invierno para plantar unos doscientos castaños de fruta, especie apropiada para las proximidades de la ría, y terminó por quitar los eucaliptos de su finca. Es consciente de las dos enfermedades principales de los castaños, el chancro y la tinta, pero los suyos, llegados de Francia y Galicia, asegura que están vacunados contra estos males. Agrega que en tres años estarán produciendo. «En Asturias no hay castañas porque no se sanean los montes, no hay plantaciones específicas y tampoco se apañan», lamenta Bernardo. Entre las ventajas de este cultivo está que, «una vez limpia la finca, no dan demasiado trabajo, porque las hojas caen y no dejan crecer la hierba». Este agricultor también sostiene que otros cultivos como los pumares son menos rentables.