Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

La gestión de los equipamientos públicos de Siero se ha convertido en los últimos años en uno de los principales ejemplos de la carencia de proyectos globales de que adolece el municipio. El actual equipo de gobierno se ha encontrado con una herencia de servicios dispersos y locales sin uso a la que todavía no ha sabido hacer frente, en buena medida porque no parece ser el mejor momento para emprender grandes proyectos debido a las dificultades económicas.

En torno al parque Alfonso X El Sabio de Pola de Siero se encuentran tres edificios de uso público cuya gestión está sin definir y que dan buena cuenta de las dificultades que existen para hacer frente al problema de la dispersión: El antiguo Cinema Siero, la antigua Casa de Cultura y las dependencias del área de Urbanismo de la calle Martín de Lugones.

El antiguo Cinema Siero, situado entre la calle Alcalde Parrondo y el parque, es el que peor parado ha salido a causa de la falta de concreción de los proyectos. El Ayuntamiento, tras muchas dificultades e indecisiones, lo adquirió en 2008 mediante una permuta con una inmobiliaria. Lo cambió por una parcela municipal en Tiñana, un aprovechamiento urbanístico en Lugones y una compensación económica de 19.000 euros. Aquel mismo año se elaboró un borrador de proyecto de rehabilitación pero finalmente no se ejecutó, y desde entonces el edificio está cerrado a cal y canto. La actual concejala de Urbanismo, Engracia Valle, dejaba claro recientemente que el equipo de gobierno no tiene intención de rehabilitar el inmueble, al menos a corto plazo. Lo más que se hará es una mejora del aspecto exterior, para la que se ha reservado una partida en el presupuesto de 2013.

Hubo numerosas propuestas para el edificio, pero todas terminaron por caer en saco roto: oficinas públicas, mercado o sala polivalente. Una de las últimas fue la que hizo el actual alcalde, Eduardo Martínez Llosa, de albergar la sede de los Juzgados. Pero estaba claro que no tenía visos de prosperar, cuando estaba muy reciente la reforma del actual inmueble judicial para habilitar la planta sótano como cuarto juzgado.

Una de las consecuencias de la construcción del auditorio y el complejo cultural de la calle Alcalde Parrondo fue que quedaron sin uso dos edificios públicos en el centro de la localidad: la Casa de la Música y la Casa de Cultura. A la primera, finalmente, se le dio uso: hoy alberga la sede de la asamblea local de Cruz Roja.

Sin embargo, para la Casa de Cultura surgieron dudas desde un primer momento que en cierto modo siguen sin resolver. El equipo de gobierno de José Antonio Noval, del PP, inauguró el auditorio en marzo de 2011 sin tener claro a qué dedicaría el antiguo edificio.

Posteriormente, el equipo de gobierno del socialista Guillermo Martínez hizo un proyecto para trasladar allí las dependencias de Urbanismo y, de este modo, dejar de pagar los casi 7.000 euros al mes que cuesta el alquiler del actual edificio de la calle Martín de Lugones.

Un nuevo cambio de gobierno derivó, finalmente, en un cambio de postura. El equipo de Llosa parecía en un principio dispuesto a asumir el proyecto y trasladar Urbanismo al antiguo edificio, y hasta lo llegó a anunciar públicamente. Pero pasado el tiempo cambió de planes y decidió, al menos de forma provisional, que sólo iría a la antigua casa de cultura el Archivo Municipal.

Ante esta incertidumbre, y también a partir de las críticas de la oposición, el concejal de Economía, Luis Vázquez, que había sido quien anunció el traslado de Urbanismo, garantizó recientemente que el Ayuntamiento «dejará de pagar la renta de las dependencias de Urbanismo», pero no aclaró del todo cómo lo haría. Sí adelantó que se barajan varias opciones: adquirir las dependencias actuales, bien por un pago o por una permuta con la inmobiliaria, o tratar de acomodar la Casa de Cultura antigua.

Una de las hipótesis que baraja la oposición es la posibilidad de permutar, precisamente, el edificio del Cinema Siero, lo cual no dejaría de ser irónico después de que el municipio tardara tanto en hacerse con su propiedad. En cualquier caso, la dispersión de los equipamientos sigue siendo una realidad, y la posibilidad de aglutinar todas las dependencias en edificios en torno al parque Alfonso X parece bastante remota dadas las actuales circunstancias económicas.