Tuernes (Llanera),

Gonzalo BENGOA

En casi todas las parroquias de Llanera y Las Regueras existió una fragua. Lo cuenta Chema Martínez, natural de Tuernes (San Cucao de Llanera), un estudioso de la historia que ha elaborado un trabajo sobre las fraguas que existieron en estos dos concejos. El estudio ha sido publicado en la revista de la Asociación Cultural «La Piedriquina», de Las Regueras, y será presentado mañana en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. «Los vecinos repartían su tiempo entre el yunque y la labranza», explica Martínez en su casa natal, donde ha recuperado la fragua «más documentada con papeles vigentes, ya que se conservan las escrituras». En 1825 ya existía la fragua, de la que ha recuperado todos los elementos antiguos.

Actualmente, ni en Llanera ni en Las Regueras funciona fragua alguna. Éstas, a diferencia de las herrerías, no utilizaban agua para mover el martillo y en ellas «todo el trabajo era manual», explica Martínez.

El fuego se hacía en la meseta de la fragua y se utilizaba tanto carbón de mina como carbón vegetal, «que solían hacerlo los propios herreros con madera de roble, piorno y uz». Chema Martínez afirma que hay constancia de que siglos atrás, los vecinos de Cogollo, en Las Regueras, se dedicaban a fabricar este carbón.

En el inventario de fraguas que realizó el experto durante tres meses consiguió localizar 27 en Llanera y 21 en Las Regueras. «En Llanera cada 3,8 kilómetros hay una y en el otro concejo cada 3,1 kilómetros», explica Martínez, que añade que «son las que están documentadas, aunque puede que hubiera más».

Todo el trabajo se realizó a través de testimonios orales con testigos de avanzada edad, lo que supone que «los recuerdos están muy difuminados» y todos los que tuvieron fragua en casa son naturales de Llanera, salvo uno de Somiedo que llegó a Posada y otro de Corvera que se instaló en Santa Cruz. Precisamente en esta parroquia, en el pueblo de Lavares, se encuentra la fragua más antigua de Llanera, según Chema Martínez.

Su trabajo está repleto de curiosidades. Por ejemplo, el ferrero de Mariñes (Las Regueras) llegó a comprar 6.000 herraduras por 800 pesetas, que llegaban en tren a la estación de San Claudio (Oviedo). Nayo Caleya, de Arlós (Llanera), tuvo una de las fraguas más importantes, que funcionó hasta la Guerra Civil, y al mismo nivel estuvo la de Casa Piñón, de La Miranda.

La noticia más antigua conocida sobre el tema está en el documento «De Seneria Alkemani a Sierralcaman», donde con fecha del 2 de febrero de 1298 se cita a «Peley Johanniz, ferrero, morador en Vaorio» como vendedor de propiedades a la mitra ovetense. Explica Chema Martínez que sería interesante profundizar en la genealogía del citado Peley y los propietarios de la Casa el Ferreru en Bauro (San Cucao), «pues, al igual que otras en Ables y Carbayal, en Llanera no resulta fácil aceptar falta de conexión entre el mote ferreru y un pasado ligado a este quehacer».