Lugo de Llanera,

Gonzalo BENGOA

Un siglo con la lectura como pasión. Adelina Flórez, vecina de Lugo de Llanera, aunque nacida en Boal, cumplió 100 años el pasado día 2; una larga vida en la que ha mantenido la afición por los libros, que compatibilizó con su trabajo como modista. «Siempre me gustó leer y este gusto por la lectura todavía continúa», explica la mujer en la cocina de su casa, junto a su hija Margot Díaz y su nieta Margarita Celaya. Ahora está con el libro «Las voces bajas», de Manuel Rivas, pero se engancha con cualquier lectura que le resulte entretenida.

Adelina Flórez nació en Serandinas (Boal) el 2 de mayo de 1913 y es vecina de Lugo de Llanera desde 2009. Cuenta que desde pequeña siempre le gustó mucho leer, y también escribir, «pero había demasiadas cosas que hacer como para dedicarse a semejante lujo. Incluso estaba mal visto porque se consideraba una pérdida de tiempo», destaca la mujer. Desde que cumplió los 90 años fue «dejando las responsabilidades de lado» y, dado que el cuerpo «ya no le permitía hacer grandes faenas, comenzó a leer libros», cuenta su hija Margot. «No prefiere las revistas porque, dice, se leen en un minuto y no le importa mucho lo que dicen, ya que no permiten meterse en la historia como una novela», explica su hija, también muy aficionada a la lectura.

En 2009 la vida de Adelina Flórez dio un giro al quedar viuda su hija. Dejó su casa de Serandinas y se instaló en Llanera. Aunque iba a cumplir los 96 años, se adaptó perfectamente a la vida en un piso y fue a partir de ese momento, «con menos gente conocida y menos visitas, cuando empezó a leer cada día, comenzando por los libros que había en casa», relata la nieta. Después continuó leyendo libros de las bibliotecas públicas de Lugo y de Oviedo. «Me parecía un lujo poder sacar libros, leerlos y no tener que pagar nada», cuenta la mujer.

Fueron muchos los libros que leyó durante esos años, hasta uno cada 15 días. Le gustan los títulos de autores como Isabel Allende, Paulo Coelho y Miguel Delibes, pero también biografías como las de la reina Sofía, el rey Juan Carlos y el último de María Teresa Campos, en el que habla de la princesa Letizia. «Es exigente, no vale cualquier libro porque debe cumplir determinadas condiciones», cuenta la nieta. Prefiere las historias alegres y mejor de amores que de guerras. Cuando leo algo de ese período dice que «no necesito leer nada de la Guerra Civil, ya lo sé que lo viví».

Ahora, al cumplir el siglo de vida, aunque su salud es muy buena está tomándose la lectura con más calma porque la vista se resiente. Por eso elige libros editados con letra de mayor tamaño y que pesen menos. Eso sí, está de acuerdo con que a los 100 años, «cuando físicamente uno no puede hacer todo lo que le gustaría, está bien leer para vivir otras vidas».