A la fuente de Santarúa le sale el agua a borbotones. La popular fuente de Candás, que según la tradición popular «hace a la gente aguda», se encuentra precintada estos días por exceso de agua. Una fuga en paradero desconocido tiene en vilo al Servicio Municipal de Obras, que se afana por encontrar el agujero por el que sale el agua que emana de los caños desde 1929.

«El agua que sale de los caños va por una conducción bajo el pavimento hacia el lavadero, hasta llenarlo», explica el alcalde de Carreño, Ángel Riego. «El problema, como se puede ver, es que el agua no llega hasta el lavadero y se esparce por el suelo, lo que puede ser peligroso si se produce un resbalón», añade. Tal es así que en unos pocos días la humedad que se ha filtrado al suelo ya ha hecho crecer el verdín. Otra de las grandes propiedades del acuífero.

El agua de la fuente de Santarúa procede de un rico manantial oculto, situado a pocos metros, en la ladera del monte San Sebastián contraria al mar y en su subsuelo. En una instalación tan vieja como legendaria recorre su camino desde el manantial hasta el parque de Santarúa, pasando por un aljibe que permite que durante todo el año el líquido salga a borbotones.

«El aljibe transmite la presión que el agua necesita para salir con fuerza todo el año, también en verano», apunta Riego. Cinco caños emanan el agua de propiedades esclarecedoras a gran potencia, tanta que una fuga a puesto en jaque toda la centenaria instalación.

«Habrá que seguir buscando la fuga y, mientras, una máquina hidrolimpiadora ya ha empezado a despejar el suelo, que está muy resbaladizo», añade el Alcalde.

La fuente de Santarúa es de 1929, aunque en la loseta que jalona los caños existen otras dos fechas. Y es que el manantial surtió del líquido elemento incluso cuando no había caños. «Antiguamente el agua se recogía en la parte izquierda de la carretera, en dirección al parque de Santarúa», relata Riego.

En los próximos días, los operarios del Servicio Municipal de Obras esperan encontrar la filtración y poner fin al dispendio de líquido y restaurar la normalidad en el lavadero situado junto a la fuente. Todo ello no ha impedido, no obstante, que los vecinos sigan tirando, garrafa y botella en mano, del agua de Santarúa para saciar su sed.