Mientras que para salir de folixa el resto de Asturias opta por bermudas, camisas floreadas o vestidos multicolores, en Candás crean tendencia los pantalones y chaquetas azul marino, las camisas blancas de mahón, las toquillas negras y los pañuelos atados al cuello. Y es que estos son algunos de los elementos básicos de los que se compone el típico atavío marinero o también llamado traje de mahón, para ellos, y de sardinera, para ellas, que cada año llena más de tradición Carreño.

Desde su recuperación, en los años 90 del pasado siglo, los candasinos no han apeado esta peculiar indumentaria con la que pasean, con orgullo, sus raíces. Porque tanto el traje de mahón como el de sardinera son, para los vecinos, mucho más que una prenda. Significan tradición y, asimismo, una forma de recordar a sus ancestros. «Candás dio durante unos años la espalda al mar y un pueblo nunca puede olvidar sus orígenes, así que volver a vestirse de marinero es una forma de reivindicar nuestras tradiciones», opina Alain Fernández, coordinador de Cultura y Festejos del Ayuntamiento de Carreño.

No obstante y a pesar de que fueron las peñas en los años noventa las que consiguieron rescatar esta tradición, lo cierto es que fueron los vecinos de Santurce (Vizcaya) los que, con su traje de «arrantzale» (pescador) volvieron a encender la mecha del pasado. La participación del restaurante Currito en el Festival de la sardina del año 1977 marcó un antes y un después en las celebraciones locales. Tanto es así que hoy, en cada fiesta, no puede faltar el lema «El mahón te va... ¡vístete de mahón!», que ya figura en el programa de fiestas de San Félix, que arrancan este miércoles con la celebración del 44º Festival de la sardina, el jueves, a las cinco de la tarde, en el paseo de San Antonio.

Allí no podrán faltar estos uniformes marineros, ahora en auge no sólo en Candás, sino también en la villa vecina de Luanco, que, más rezagada, también intenta hoy rescatarlo con fuerza.

Fruto de este apogeo, cada vez son más las personas que, aún ni siendo de Candás, visten esta indumentaria festiva. O, al menos, lo intentan. Porque, como bien dice Alain Fernández, «con unos vaqueros, una camiseta blanca y un pañuelo, ya estás en la fiesta». Y parece que la fórmula gusta y cada vez funciona mejor. Prueba de ello son las 1.600 personas -400 más que el año pasado- que ya se han apuntado al Rally de la sidra del próximo viernes, a las seis de la tarde. La bebida asturiana no faltará en la cita, pero tampoco el traje de mahón. Al igual que el de sardinera, que ya lucieron en su época las «muyeres de la paxa» con la tradicional manta candasina -una especie de toquilla negra, hecha a base de sedón- en sus recorridos cotidianos por el concejo para vender pescado.