Esperanza Aguirre ya está en Pravia. Y bien acompañada por familiares y por su perro «Pecas», con quien dio ayer un paseo al mediodía por la céntrica calle de San Antonio. La presidenta del Partido Popular en la Comunidad de Madrid es una habitual de la villa en el mes de agosto, a la que está unida por lazos familiares. Y este año no podía ser menos porque «el veraneo en Asturias es el mejor veraneo», afirmó a LA NUEVA ESPAÑA.

La «baronesa» popular mantiene la presidencia del PP en Madrid pese a estar retirada de la primera línea política. Es muy crítica con parte de la gestión de Mariano Rajoy. No obstante, ayer declinó realizar declaraciones sobre la actualidad política y, concretamente, sobre las comparecencias de estos días de tres secretarios generales populares en la Audiencia Nacional por el «caso Bárcenas».

Aguirre prefiere hablar de las «maravillosas» vacaciones de las que está disfrutando en Pravia. Hasta «Pecas» está loco de contento, dando saltos alrededor de su dueña. Y ni un ladrido a los extraños. «La villa de Pravia es una preciosidad y yo aquí estoy muy contenta», señaló. La ex presidenta de la Comunidad de Madrid está casada con el aristócrata Fernando Ramírez de Haro, conde de Murillo, cuya familia es propietaria de varias haciendas en la villa praviana. Entre ellas, la de la marquesa de Casa Valdés, una de las construcciones solariegas más destacadas de la villa y propiedad de su familia política.

Aguirre nunca descuida su imagen. Ayer iba vestida con un polo verde y una falda azul marino. Y por supuesto, sus gafas de sol. Antes de posar para la fotografía, la popular se puso unos pendientes para estar más favorecida. Pues siempre ayudan a mejorar la imagen. El descanso estival de una de las líderes políticas más populares del país va sobre ruedas. Asegura que sus vacaciones en Pravia son «una cita totalmente ineludible». En Asturias disfruta también de una de sus pasiones, el golf. Lo hace en el campo de Los Balagares, en Corvera, aunque ayer no tuvo ocasión de exhibir su «swing».

Otra de las cosas que valora de la región es el tiempo, porque «en Madrid hace mucho calor». De la villa praviana dice que le gusta todo: «Las tiendas son buenísimas, los aperitivos, las comidas y los restaurantes. Me gusta todo». Además, siempre es bien recibida por los vecinos, que la paran por la calle para saludarla. «Las gentes de Pravia son encantadoras y estoy pasándolo muy bien», concluyó para retirarse a la casona, en pleno centro, de la que disfruta todos los veranos.