No es habitual encontrarse a un calamar gigante flotando en las superficies del mar Cantábrico. Sin embargo, el pasado 16 de agosto se produjo un hecho insólito al aparecer muerto un ejemplar hembra de 80 kilogramos y ocho metros de longitud, de la especie Architeuthis, en la playa de Merón, en Villaviciosa. Se trataba, de hecho, del primer animal de estas características que recogía en casi cuatro años la Coordinadora para el Estudio y la Protección de Especies Marinas (Cepesma).

Tras su recuperación a media milla del arenal maliayés, el cadáver fue congelado para practicarle, más adelante, una necropsia. Esa prueba se llevó a cabo, finalmente, este sábado y de sus resultados se concluye que fue una «muerte singular fruto de un ataque de titanes». Y más concretamente, de una «asfixia producida por otra hembra que superaba hasta dos veces su peso», según explicó ayer el responsable de la coordinadora, Luis Laria. Esto significa que el calamar que atacó al hallado en Villaviciosa y que presentaba además «signos evidentes de haber sido mordido por depredadores una vez ya muerto», podría alcanzar los 160 kilogramos. Lo cual lleva a plantearse si, en verdad, la hembra que fue rescatada por dos submarinistas en agosto es gigante o, en cambio, demasiado pequeña a juzgar por el tamaño que alcanzan otros ejemplares de su misma especie.

Lo cierto es que todavía se desconocen muchos aspectos acerca de este animal de largos tentáculos. Sobre todo, cuando «los datos que se manejan son gracias a los estudios que se han realizado de cadáveres, ya que todavía no se ha podido analizar ninguno calamar gigante en su hábitat natural», tal y como precisó ayer Laria. No obstante, se descarta que el cefalópodo que atacó al encontrado en la playa de Merón fuese macho, puesto que estos «no superan los 60 kilogramos de peso», añadió.

En este sentido, el equipo de Cepesma también realizó el estudio de otro ejemplar, pero en esta ocasión, un macho de 55 kilogramos, que fue localizado hace poco más de 10 días en la playa de Palombina, en Llanes. No obstante, este fue rescatado en mal estado, por lo que las pruebas no fueron tan palpables como en el caso maliayés, que ahora pasará a formar parte de la colección que tiene Cepesma.