Germán Hevia tardó en perder su coche lo que se tarda en pagar un café, y le costó recuperarlo casi un año. Se lo robaron en noviembre del año pasado en la calle Celleruelo de Pola de Siero, donde lo había dejado aparcado con las llaves puestas, y el pasado viernes recibió una llamada que le anunciaba que había aparecido en una calle de Zamora. También con las llaves puestas.

Habitualmente, Germán Hevia conduce una furgoneta, y sólo en determinadas ocasiones utiliza el coche. La del 29 de noviembre de 2012 era una de ellas. Había sacado el coche de la cochera para llevar a su mujer al médico. Paró a desayunar en un bar de la calle Celleruelo y dejó aparcado el vehículo en un paso de cebra. Cuando estaba en el bar, la Policía Local le advirtió de que estaba mal aparcado y fue a estacionarlo bien. Quedó un sitio libre muy cerca y allí lo aparcó. Entretanto, llamó su mujer para que fuera a buscarla y él entró al bar a pagar. "Había dejado las llaves puestas, porque iban a ser sólo unos minutos, y cuando salí, el coche ya no estaba, me lo habían robado", explicó. Los ladrones, además, habían tenido suerte, porque ese día había llenado el depósito de combustible.

Inmediatamente denunció los hechos a la Policía y llevó a cabo todos los trámites necesarios para desentenderse del vehículo: lo dio de baja y canceló el seguro.

Al poco tiempo, dos personas le dijeron que el coche estaba, casi con toda seguridad, quemado en Avilés, y probablemente hundido. Desde entonces, dio por perdido el vehículo. "Preguntaba cada poco, pero por preguntar, sin esperanza", asegura.

Pasó el tiempo y, cuando menos se lo esperaba, el pasado viernes, lo llamó su corredor de seguros. Le dijo que había llamado un hombre desde Zamora comunicándole el paradero del coche. "Dijo que lo había visto muchos días seguidos aparcado en el mismo sitio con las llaves puestas y que, al final, se atrevió y miró la documentación", explica Germán Hevia. Este hombre llamó al seguro, que a su vez llamó a la Policía Nacional. Los agentes de Siero contactaron con los de Zamora y allí se retiró el vehículo. A la víctima del robo le parece extraño el hecho de que el coche apareciera con las llaves puestas, y que un hombre hiciera la llamada después de mirar la documentación.

En cualquier caso, ya tiene su coche de nuevo. El lunes arregló la documentación, el martes se desplazó a Zamora a por el vehículo, y ayer lo llevó al taller para su puesta a punto. Tenía las cuatro ruedas muy deterioradas y algún rayonazo, pero en general el coche estaba en buenas condiciones, y del aspecto exterior apenas se notaba nada, salvo que le habían quitado la S distintiva de la marca Seat.

Una nota curiosa fue que entró en el taller de Seat en Zamora con la intención de echarle aceite al motor y los operarios se negaron no sólo a llenárle el depósito sino incluso a venderle una garrafa. Tuvo que ir a un taller cercano de la Wolkswagen.

Al final, la historia acabó bien. Y a tiempo. Esta misma semana Germán Hevia iba a comprarse un coche nuevo.