El doctor Luis Montes Mieza ofrecerá mañana una conferencia sobre los derechos al final de la vida en el teatro Riera de Villaviciosa, a las ocho de la tarde, dentro del ciclo de charlas "Diálogos del Ateneo", que organiza el Ateneo Obrero. Montes es facultativo del Hospital Severo Ochoa, de Madrid, y el presidente de la asociación federal "Derecho a Morir Dignamente". Defiende la libertad de las personas a decidir sobre el final de su vida, especialmente cuando el deterioro es irreversible y el sufrimiento, insoportable.

-Mañana hablará en Villaviciosa de los derechos al final de la vida. ¿Cuáles son esos derechos?

-En los ordenamientos jurídicos hay tres leyes fundamentales. Una, el rechazo a rechazar un tratamiento activo. En nuestro país hay una ley de autonomía del paciente y prima su voluntad. La segunda es la de las alternativas al tratamiento, que es la universalidad de los tratamientos paliativos, que en España no existe, y el derecho a una sedación paliativa para evitar un sufrimiento inútil. La tercera ley es la de la muerte a petición si está en agonía final, morir a través de la ayuda de un colaborador. Tenemos un código penal, de 1995, que es totalmente restrictivo. En el artículo 143 habla del homicidio compasivo. Cualquier inducción o colaboración a petición del paciente, a pesar del sufrimiento y un tiempo de vida corto, supone cometer un delito.

-Entonces, poder morir dignamente en este país pasa por un cambio de legislación, ¿no?

-Para la asociación "Derecho a Morir Dignamente" que presido, una de nuestras reivindicaciones es que los ciudadanos somos titulares de nuestra vida y que ni el estado ni una persona puede tutelar el final de nuestra vida. Es necesaria la despenalización de la eutanasia activa y el suicidio asistido.

-¿Es también necesario un cambio social?

-En una encuesta de 2003, el 70 por ciento de la ciudadanía estaba de acuerdo con que los médicos ayuden a morir y más del 70 por ciento está a favor a que se haga una ley de muerte a petición en un contexto de sufrimiento y enfermedad terminal. En una segunda encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el 83 por ciento estaba a favor y lo más llamativo es que el 58 por ciento habían sufrido una muerte horrorosa en su seno familiar, lo que supone que más de 150.000 habitantes tienen una "mala muerte". Las muertes por suicidio simple han superado a las provocadas por los accidentes de tráfico. Hay más diez diarios que son admitidos como tales.

-¿Qué labor hace su asociación?

- Ayudamos a morir a los socios que nos lo piden. He ayudado a mucha gente a morir dignamente. Somos 500 socios y me gustaría que lleguemos a 50.000 porque así cambiaríamos el ordenamiento jurídico.