Aquel ya mítico eslogan de Coca-Cola "la chispa de la vida" nunca fue tan apropiado como para definir la influencia de la factoría que la empresa tiene en Colloto. Una localidad que, tras perder en las últimas décadas a sus empresas más emblemáticas, teme sufrir el golpe de gracia si la compañía de bebidas echa el cierre.

No en vano, la embotelladora de Coca-Cola lleva operando más de medio siglo en la localidad. La extinta Asturiana de Bebidas Gaseosas (Asturbega) inició su actividad en Colloto en marzo de 1959, apenas seis años después de que Coca-Cola comenzase a comercializarse en España. En un primer momento, la factoría sierense contaba con 44 empleos, aunque con los años se ha triplicado de manera holgada esa plantilla, hasta los 141 actuales. Además, se calcula que esta fábrica genera cerca de un millar de empleos indirectos.

"Su influencia es enorme. Trae mucho tráfico, muchos camioneros que vienen a la fábrica y que se quedan en Colloto a pernoctar o paran a comer. Potencia muchísimo la hostelería y el comercio", comenta al respecto Sandra Tuñón, del colectivo "Colloto Existe".

Por su parte, Aurora Cienfuegos, alcaldesa de barrio de la zona sierense de Colloto y miembro de la asociación de vecinos de la localidad, considera que la factoría es el último vestigio de la gran industria de la localidad: "Perdimos Ibercalco, El Águila Negra y La Tila. Si ahora perdemos Coca-Cola no sé qué vamos a hacer. Esto se va a convertir en un pueblo fantasma", asegura. No obstante, los colectivos de la localidad viven en la misma incertidumbre que los propios trabajadores: "No hay nada claro. Yo misma he hablado con gente de la fábrica que me dice que hasta enero no se sabe cuáles cierran", sentencia Cienfuegos.