Muchas siguen acompañando el café de la tarde con canciones y otras, sin querer afinar la voz, con simples relatos de aquellos años mozos en los que limpiaban pescado. Son las mujeres de las fábricas de conservas y el motor que, durante años, movió la vida en Candás y Luanco. Cualquiera de ellas daría buena cuenta del duro trabajo que desempeñaron en el pasado, pero también de los buenos momentos vividos entre cánticos de amor por su pueblo. Ahora, cuatro años después de que todos esos recuerdos pasasen a conservarse en una lata, tras el adiós de Albo, la última empresa en cerrar sus instalaciones candasinas, los vecinos del Cabo Peñas se han unido para rendirles homenaje a través de la voz.

Así el Teatro Prendes se convirtió ayer en escenario de grandes interpretaciones musicales, pero sobre todo de gratos recuerdos. Los concejos de Carreño y Gozón se unieron para celebrar el primer encuentro- homenaje "Muyeres de la bodega", gracias a la iniciativa de las asociaciones "Canciones de la bodega", "Avante libre" y "Candás marinero". En el acto participaron el Coro de la Bodega -compuesto por más de 40 personas y dirigido por Salvador Cuervo-, el tenor candasín José Antonio Medina, Pipo Prendes y la soprano luanquina Beatriz Gutiérrez. Todos ellos interpretaron, con sentimiento, piezas típicas, como "Fui al Cristo", "La Paloma", "Los Gavilanes" o "Ay Candás". En total, trece canciones que sirvieron para ensalzar a las almas de la conserva, muchas de ellas ayer sentadas en las butacas del Prendes, dispuestas a viajar en el tiempo y rememorar aquellos difíciles, pero a la vez felices años.

Y así fue. El concierto no defraudó. Comenzó con una de las melodías más típicas de Candás: "Fui al Cristu y enamoreme, fui al Cristu y enamóreme, mal haya de enamorar (...)". Tras ello, llegó la canción "Los Gavilanes" con la intervención especial, al piano, de Fernando Artime; el mismo músico que acompañó al tenor lírico José Antonio Medina durante el homenaje. Sin duda, ése fue uno de los momentos más esperados de la noche. Medina, que reside en la actualidad en Barcelona y trabaja en el Gran Teatro Liceo, se estrenaba ayer en el Teatro Prendes, tal y como contó a este periódico durante los ensayos. Su voz era, por ello, la más esperada de la velada. Y llegó para conquistar. En cuestión de minutos, logró meterse al público en el bolsillo, con la interpretación de "No puede ser". A continuación vino "La Paloma", que cantó junto al Coro de la Bodega, para dar paso a la aportación luanquina con Beatriz Gutiérrez. Tras ella, se subió a las tablas Pipo Prendes, que como siempre cautivó a los presentes con piezas musicales propias: "El Carreño", "Un paso más" y el estreno de la melodía "Canciones de la bodega", que cantaron todos los participantes en el acto como colofón.

Antes del encuentro musical, se proyectó un vídeo y el escritor Marcelino García leyó un texto en memoria de las mujeres de la bodega. También intervinieron en el encuentro los alcaldes de Carreño y Gozón, Ángel Riego y Ramón Artime, respectivamente, quienes mostraron su apoyo a la iniciativa y todo intento de recuperar las tradiciones. No obstante, el homenaje ya empezó por la mañana, en Luanco, con la celebración de una misa.