Las viejas cajas de cartón también pueden guardar retazos de historia. Rebuscando entre los papeles que aún se conservan en la antigua casa de sus abuelos maternos en Biedes (Piloña), Luis Menéndez Cuesta se topó con varias hojas, algunas de 1833, en las que se constataban compraventas y préstamos, principalmente. Entre esos papeles, que se conservan en buen estado, apareció uno, fechado en 1858, en el que Manuel Otero, vecino de Breceña, concejo de Villaviciosa, y residente en Madrid, dejaba constancia manuscrita de que renunciaba por dos años a la plaza de aguador que tenía en la fuente de San Antonio, señalada con el número 15. A través de este documento manuscrito le cedía el puesto a Juan de la Fuente, vecino de Biedes, concejo de Piloña. Luis Menéndez cree que este último era un lejano antepasado suyo. El hallazgo vuelve a dejar constancia del peso que tuvieron los asturianos y, concretamente los piloñeses y villaviciosinos, en el oficio de aguador en la capital.

Junto a esta hoja manuscrita apareció otra escrita a doble cara en la que el secretario del juzgado de paz del distrito norte de la capital, Ruperto Celada, certificaba el acuerdo en la misma fecha que el primer documento en presencia del juez suplente de paz, Eduardo Pérez Pedrera. Comparecía el piloñés Juan de la Fuente, asociado a su "hombre bueno", como se denominaba al mediador en los actos de conciliación, don Robustiano Castañedo, que le pedía a Martín Dindurra que le levantara el compromiso que tenía adquirido con él a Manuel Otero por la cantidad de 3.040 reales para el servicio de la plaza de aguador en la titularidad de don Antonio de los Portugueses.

Los aguadores fueron muy populares en Madrid, pues la falta de agua en los domicilios provocó que el vecindario dependiera de forma trascendental del trabajo de estos carismáticos personajes. Así lo indica Juan Jiménez Mancha en su libro "Asturianos en Madrid. Los oficios de las clases populares (siglos XVI-XX)". Durante más de cuatro siglos, centenares de estos profesionales se encargaban en la capital de acudir a las fuentes públicas para llenar sus cántaros.

La mayoría de los aguadores provenían de Asturias. Los más numerosos eran del concejo de Tineo, 582 entre los años 1804 y 1866, lo que representaba el 33 por ciento del total, según los datos que maneja Jiménez Mancha. Les seguían los cabraneses, con 348 aguadores en el mismo período, suponiendo el 18 por ciento del total. El tercer municipio que más paisanos tenía en el oficio era Cangas del Narcea, con 194 en esa época (casi el 10 por ciento). Los siguientes concejos que más aportaron fueron Piloña, con 166 (8,5 por ciento) y Villaviciosa, con 122 (6 por ciento). Los de Cabranes provenían en su mayoría de Torazu y Santolaya, mientras que los de Piloña lo hacía de San Román y Belonciu, sobre todo. Precisamente, la primera de estas localidades está próxima a Biedes, pueblo en el que vivía el mencionado Juan de la Fuente. Se da la circunstancia que en Sietes -cerca de Breceña, de donde era Manuel Otero- nacieron la mayoría de los aguadores maliayeses en Madrid. Los de Cabranes, Villaviciosa y Piloña hacían piña para compartir fuentes.