Presente y pasado, recuerdos y emociones se mezclaron ayer bajo un cielo encapotado en la plaza del Paseín en el acto central de la Semana Santa candasina. Como cada año, desde 1899, la procesión del Encuentro congregó, pese a las previsiones de lluvia, a miles de personas que revivieron con expectación el célebre acercamiento de la Virgen del Rosario y su Hijo Resucitado. En medio de un riguroso silencio, el velo a la patrona de los marineros fue retirado triunfante y a la primera, señal, según dice la tradición, de éxito en la pesca y de buen presagio para el pueblo candasín.

La procesión del Santísimo Sacramento, encabezada por las autoridades religiosas y políticas, salió bajo palio poco antes del mediodía de la iglesia parroquial de San Félix en dirección al viejo Ayuntamiento, donde se produciría el ansiado acercamiento. Al mismo tiempo, desde el puerto, donde la imagen pasó la noche en el local de la Cofradía de Pescadores, partió la Virgen con el rostro oculto bajo un velo negro al encuentro de Jesús Resucitado.

Una vez en el Paseín, con las cámaras a reventar de luz, la patrona de los marineros, portada por sus fieles, realizó tres reverencias ante el Santísimo Sacramento, se acercó de forma brusca al palio y se le retiró triunfante el velo en medio de una marea de pasión. En ese mismo momento se desprendió la bandera de España y sonó el himno nacional, que interpretó la Banda de Música de Candás. Según cuenta la tradición, si el velo a la Virgen es retirado sin tropiezos, como en esta ocasión, se interpreta como señal de un año de buenas capturas en la mar. El encargado de descubrir el rostro de la imagen fue por primera vez Joaquín Alberto González, hijo del candasín que lo hizo durante 48 años.

Tras el himno, la patrona de los marineros, acompañada por las mujeres de la Cofradía Virgen del Rosario, ataviadas de negro y con una rosa blanca en la mano, se situó frente al mural del artista local Alfredo Menéndez, sobre el cual estaba el coro, que entonó, al igual que en el día anterior, la salve marinera, interpretada por primera vez en el año 1899.

Al finalizar el acto, la procesión se dirigió ya a la iglesia de San Félix, donde se celebró la santa misa de Pascua. Como novedad, en la homilía la periodista y escritora María Teresa Álvarez leyó la obra "De tierras lejanas", ganadora del primer concurso nacional de relatos cortos de la Cofradía Virgen del Rosario y escrita por la madrileña Isabel Mico, de 77 años. Con este toque literario se cerró ayer la programación de actos de la Semana Santa candasina.