José Cardín Zaldívar, gerente de la empresa Valle Ballina y Fernández, que cuenta con más de un siglo de historia y que tiene entre sus productos estrella la sidra El Gaitero, ofreció el miércoles un diagnóstico del sector agroalimentario en Asturias. Lo hizo en el marco de un acto organizado por la Sociedad Económica de Amigos del País de Avilés y Comarca.

-Asturias tiene muchísimo potencial. La imagen de sus productos de alimentación es extraordinaria. Ahí está la sidra, los chorizos, la fabada, la carne asturiana, las conservas aunque ahora ya quedan pocas...

-¿Y hemos sabido explotarlo?

-No. En los últimos 60 años prácticamente conseguimos echarlo abajo. Hicimos muchas cosas mal. Siempre digo que la construcción de Ensidesa fue el momento álgido del despoblamiento del campo que, al quedarse sin gente, se quedó también con poca ganadería, los cultivos prácticamente desaparecieron, lo que eran campos de cultivo se dedicaron a eucaliptos y el sector agroalimentario tuvo que recurrir a materias primas de otros sitios. Esto inició un movimiento de cuesta abajo que hizo que hasta la producción de autoconsumo fuera desapareciendo. Y en lugar de una buena fabada de lata con fabas asturianas se sirven fabas de Ecuador con chorizos inexistentes.

-¿Seguimos en esa deriva de destrucción del campo?

-Creo que estamos cambiando. Las denominaciones de origen, por ejemplo, han generado una inquietud y un interés por recuperar los productos. También tuvimos el problema de los apoyos oficiales, que se destinaron a aumentar la producción a base de mejorar la tecnología. Hubo un corrimiento de niveles: el que hacía cien, quería hacer mil. Pero el 40 por ciento de las inversiones había que pagarlas, los mercados no asumieron tanta producción... Al final fue un desastre. Los precios se desplomaron y llegamos a la situación de hoy en la que estamos, si no en fase de superviviencia, al menos sí de letargo con necesidad de reestructuración.

-¿Hay profesionales dispuestos a asumir ese reto?

-Creo que sí, el ejemplo son los profesionales de los quesos que, a raíz de la denominación de origen, empezaron a trabajar seriamente. Y también con la sidra, donde hay cultivadores y cosecheros que se están formando aunque, eso sí, con ciertas dificultades. Pero se está volviendo al campo. Ahora no hay trabajo en Ensidesa.

-¿Puede la crisis tener esa consecuencia positiva para el campo?

-Sí, la crisis puede ser buena en ese sentido. Hace falta que alguien estudie una redistribución de las fincas, no digo una regulación como la de Pancho Villa, pero sí algún tipo de ordenamiento que permita comprar y alquilar parcelas con una superficie suficiente como para exportar. Para manzanos, por ejemplo, hacen falta al menos cinco hectáreas.

-¿Cuál es la clave para ser famoso en el mundo entero?

-Los años, la paciencia, la calidad y la seriedad. Así es como estamos prácticamente en todo el mundo. Tenemos en el punto de mira al Reino Unido, donde se consume mucha sidra. También intentamos llegar a China, y luego seguir con los mercados tradicionales, los americanos.