"El paro nos obliga a tomar la decisión del autoempleo, y está claro que la agricultura ecológica nos gusta y es una salida". Rocío Camello, de Lugo de Llanera, tiene claro que para iniciarse en este proyecto "es necesaria la formación". Es una de los ocho alumnos del taller de empleo de agricultura ecológica que desarrolla desde este mes y durante un año el Ayuntamiento de Llanera en San Cucao.

Dentro del módulo de agricultura ecológica se realizarán operaciones de manejo, mantenimiento, producción y recolección de cultivos en una explotación agrícola ecológica, aplicando criterios de calidad, sostenibilidad y rentabilidad, según los responsables del taller. La producción de huerta obtenida en el taller será destinada a Cáritas y al Banco de Alimentos.

Durante los próximos tres meses, los alumnos realizarán el acondicionamiento e instalación de una parcela municipal de San Cucao donde se creará el huerto ecológico. El taller consta de una parte teórica y otra práctica que abordarán aspectos como el suelo, la maquinaria y el control ecológico de plagas y enfermedades.

Luz García, ingeniera agrícola con más de diez años de experiencia en agricultura ecológica, es la directora del taller y tiene claro que la agricultura ecológica es un sector "emergente, sin crisis, por eso estamos ante una excelente oportunidad para encontrar una salida al mercado laboral". La monitora del taller es María Ángeles Morales. El taller cuenta con seis hombres y dos mujeres de entre 25 y 50 años, todos del ámbito rural de Llanera y con una formación heterogénea.

Sara Sierra, vecina de Tabladiello, es otra de las jóvenes participantes en el taller. La joven empezó con una huerta familiar en casa y comenta que "quisiera tener la titulación para poder vender en mercados y incluso hacer conservas". Manuel Carril es de Lugo de Llanera y lleva más de dos años en paro. Su madre tiene casería y empezó a trabajar en el campo, "fue algo que me enganchó". "Cada día me gusta más y aprendes cosas nuevas", explica Carril. Una idea parecida a la de Egor Rodríguez, de Posada, quien lleva toda la vida en la aldea. "Me viene de familia y quiero vivir con mi pareja relacionados con el campo", cuenta el joven quien destaca que "aprendemos con los abuelos, pero es necesario tener una formación".