Los hechos ocurridos en el tren del Xiringüelu que partió de Pravia con destino a Avilés y Gijón y que estuvo parado durante más de dos horas en Santiago del Monte (Castrillón), después de que el freno de emergencia fuera activado en varias ocasiones, tendrán consecuencias. Según indica Renfe, la sanción administrativa por el uso indebido de los dispositivos de emergencia puede llegar hasta los 6.000 euros. Una cantidad a la que se sumarán los gastos derivados de la parada, tales como los desperfectos producidos y el coste del posterior desplazamiento en autobuses.

La compañía ferroviaria está recopilando toda la documentación necesaria, que incluye la identificación de los supuestos autores de la activación del freno de emergencia, para presentar una denuncia ante la Guardia Civil por desórdenes públicos y amenazas al maquinista. Un asunto que se dirimirá en los Juzgados de Avilés porque Castrillón depende de su partido judicial. Así, los culpables del incidente podrían enfrentarse a penas de prisión que van desde los tres meses a los seis años de cárcel por desórdenes públicos, tal y como está previsto en el artículo 557 del Código Penal. En cuanto a las amenazas al maquinista, pueden ser catalogadas como una falta, castigada con multa, o bien como delito, penado con prisión. Esto depende de la investigación y es una decisión que tomará el juez que se encargue del caso, según detalla la Guardia Civil.

La compañía ferroviaria inicia la vía legal "no sólo por la activación del freno sino porque la situación va más allá. Se pusieron muy bordes con el maquinista y también con los agentes de la Guardia Civil, que no pudieron aplacarlos", expresan fuentes de Renfe. Y es que, según la versión aportada por el maquinista, cuando trató de desbloquear el freno de emergencia fue insultado y amenazado por un grupo de pasajeros y temió por su integridad física. En ese momento, comunicó el suceso al servicio de emergencias y a la Guardia Civil. Por otro lado, Renfe detalla que, al apagarse los motores por los frenos de emergencia continuados, el tren carecía de aire acondicionado. Además, indica que el tren se mantuvo cerrado por razones de seguridad: "Estaban en medio de la nada y, si pasa algo, la responsabilidad es nuestra".

Sin embargo, los pasajeros del tren detenido en Santiago del Monte tienen otra versión. LA NUEVA ESPAÑA contactó con una de las jóvenes que activaron la palanca de emergencia de apertura de puertas durante la segunda parada, ya que el tren estuvo detenido durante media hora unos 300 metros antes. "Hacía mucho calor, goteaba por las paredes y las ventanas estaban empañadas, una chica se empezó a marear y acabó desmayada, después otra, y como las puertas estaban bloqueadas las abrimos con la palanca de apertura de puertas para que entrara el aire", afirma esta joven, que prefiere mantener el anonimato. Sin embargo, al abrir las puertas no pudieron bajar a las jóvenes desmayadas. "Fue horrible, una locura", dice.

También comenta que el maquinista les instó a "que no abriéramos las puertas porque íbamos retrasados e ignoró el estado de la chica y se dio la vuelta a la cabina". Según la joven, en su coche nadie activó el freno de emergencia, pero lo cierto es que el convoy llevaba cinco vagones más.

En su opinión, "la versión de Renfe no es real, que se sepa la verdad de lo que pasó y que no se laven las manos y nos acusen de vandalismo porque es una idea equivocada, los que lo vivimos dentro sabemos que fue una situación infernal". Según su criterio, el motivo de la parada fue que "el tren estaba a rebosar de forma exagerada, siempre hay gente pero nunca tanta porque no nos podíamos mover ni respirar".

El exceso de peso es la misma tesis que sostienen otros pasajeros, como Meritxell Turrado y Jacobo Jiménez. Turrado cree que la apertura de las puertas no es denunciable. "Llevábamos más de media hora y las niñas necesitaban aire, fue una emergencia".