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Familiares de los noreñenses que figuran en la placa franquista rechazan su retirada

Los partidos de la oposición están divididos sobre quién tiene que sufragar los gastos de los trabajos y qué se debe hacer con la lápida

La petición del Ayuntamiento de Noreña al Arzobispado de Oviedo para que retire o permita la retirada de la placa franquista instalada en la iglesia parroquial no ha gustado a una parte de los familiares de las personas cuyos nombres figuran en esa lápida. Unos familiares, muchos de ellos residentes aún hoy en la Villa Condal, que consideran que es necesario recordar a los caídos en los dos bandos que combatieron durante la Guerra Civil.

Uno de estos noreñenses es Tino Fombona, que tiene nada menos que tres parientes nombrados en la controvertida placa, instalada en 1939. "Allí figuran un hermano de mi madre y dos parientes de mi abuela", explica Fombona, quien reconoce que le parece "muy mal" que el Consistorio pretenda retirar la placa.

"Tengo familia entre las víctimas de ambos bandos, y creo que todas ellas merecen un reconocimiento. Por eso veo bien que se dignifiquen los enterramientos de los republicanos y que se pongan placas para recordarles, pero sin que ello implique que haya que quitar las del otro bando", sostiene Fombona.

Otra familiar de uno de los noreñenses que figura en la placa, quien prefiere que no se mencione su nombre, precisa, además, que en la placa no figuran sólo combatientes del bando franquista, sino también vecinos que no tomaron parte activa en el levantamiento militar del 18 de julio de 1936 pero que fueron asesinados por los leales a la República, y no siempre por cuestiones ideológicas.

"A algunos iban a buscarlos a casa. Picaban a la puerta, les preguntaban su nombre y se los llevaban. Y nunca más se supo de ellos", asegura Fombona. Unos crímenes que entiende que se perpetraron aprovechando la confusión de los primeros compases de la contienda bélica, y que en ocasiones respondían a disputas de carácter personal.

Entre los partidos de la Corporación, en cambio, hay pocas dudas de que la placa se debe retirar de su ubicación actual, debido principalmente a que hay una ley que así lo exige -la 52/2007 de Memoria Histórica de España- y a que esta actuación fue aprobada en una sesión plenaria celebrada en 2009. Las dudas se centran en quién debe sufragar los gastos y en qué hacer con la placa una vez retirada.

"Los gastos corresponden a la iglesia, y la placa es cosa de ellos. Que hagan lo que quieran con ella, por mí que la destruyan", sostiene Javier López, de Frente de la Izquierda. Pablo Pérez, de Conceyu Abiertu por Noreña, considera que esas cuestiones deberán resolverse una vez que se obtengan los permisos pertinentes para retirar la placa, algo que cree necesario.

Para Marian Velasco, de PP, el Ayuntamiento colocó la placa y es al propio Ayuntamiento al que le corresponde retirarla. Lo mismo opina José Aurelio Castaño, de Independientes por Noreña, quien cree que habrá que buscarle una nueva ubicación.

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