Antes de la llegada de los españoles a Chile, en la época precolombina, los indígenas trabajaban el barro con las manos y creaban piezas de uso cotidiano y otras más especiales, dedicadas a los ritos funerarios. Con motivo del Año de Chile en la biblioteca "Valentín Andrés" de Grado, la Casa de Cultura acoge la muestra "Tierras alfareras", que presenta una serie de réplicas de los diseños más característicos de la cultura tradicional chilena realizados por los alumnos de un taller "Alfar", de Pravia. La exposición contó con decenas de personas en su inauguración esta semana y estará abierta hasta el 28 de diciembre. "La mayoría son réplicas de los objetos descubiertos en ofrendas funerarias", señala Hernán Braco, chileno asentado en la villa moscona y encargado de la exposición.

La muestra está planteada como un viaje de norte a sur del país. Y los principales hallazgos se encuentran en la zona norte y centro debido a la composición geológica del suelo. Unas piezas que destacan por sus tonos negros y grisáceos. "Hacían un hoyo con leña o guaño, excrementos secos de llama, ponían las piezas a cocer a temperaturas que podían alcanzar los setecientos grados y al no haber suficiente oxígeno se quedaban con esos colores oscuros", señala. Los pobladores de Chile en la época precolombina no tenían torno para manejar el barro. Trabajaban con rollos, pastillas o prensado en molde.

Pero eso no impidió la evolución en el manejo del barro. Así fue como idearon hornos para cocer las piezas y, con ello, alcanzaron temperaturas más altas que dieron a las vasijas tonalidades rojizas. Aunque los colores iban cambiando, el lenguaje cultural y la simbología las une. La mayoría incluyen dibujos que se refieren a la organización social, imágenes míticas, la vida y la muerte o el cosmos. Unos diseños que realizaban con engobe, una tierra arcillosa aún húmeda. "Con piedras muy finas empezaban a bruñir, es decir, a pulir la pieza, y así se iba integrando el color con la base, que además se quedaba con un brillo especial", comenta Bravo.

Uno de los objetos más característicos de la alfarería chilena es el "jarro-pato". Una especie de vasija con la forma del animal que utilizaba la cultura Diaguita en el día a día, y también para ritos religiosos. En este sentido, también tienen especial relevancia los vasos y botellas de la cultura San Pedro, del Desierto de Atacama. Los alumnos de Esperanza Medina, del taller de alfarería, han creado precisas réplicas de estos objetos donde "abunda la simbología y demuestran gran destreza", detalla Bravo.

En el sur de Chile cuentan con menos objetos de alfarería, debido a la falta de arcilla en la zona, y las piezas halladas son mucho más sencillas. Sin embargo, los mapuches realizaron una variante de los "jarro-patos" del centro con una iconografía personal. Pero básicamente, usaban piedra, madera o conchas para fabricar estos objetos que, en ocasiones, se ponían en el cuerpo aunque no como un elemento decorativo pues no tenían esa concepción.