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DAVID COLADO | Director de la Escuela de Música "Miguel Barrosa" de Carreño

"Es una pena que la Banda y la Escuela de Música no colaboremos, sería muy enriquecedor"

"Creo que quedaría bien en verano para atraer turistas interpretar 'El rapacín de Candás' en Les Conserveres"

David Colado, junto a un trombón en la Escuela de Música. M. G. SALAS

David Colado (1976, Avilés) es director desde hace 14 años de la Escuela de Música "Miguel Barrosa" de Carreño. En este tiempo, la institución ha logrado esquivar la crisis y aumentar el alumnado. Todo ello gracias al trabajo constante de los profesores y a una mayor implicación del centro en proyectos culturales. Colado asegura que sólo así, ofertando más y mejor, se consigue salir adelante. En la actualidad, también dirige la Banda municipal de Oviedo. Es licenciado en magisterio, tiene el título de tuba y trombón, un postgrado en dirección y está preparando el doctorado junto al catedrático Ramón Sobrino sobre la Banda Municipal de Gijón. La Escuela de Música participó hace unos días en el reestreno de la zarzuela "El rapacín de Candás".

-¿Cuántos alumnos tiene hoy en día la Escuela de Música?

-Alrededor de 208. Ahora mismo estamos al límite y casi no podemos coger a nadie más. Tenemos 9 aulas y 11 profesores. Y para poder atender a más jóvenes, necesitaríamos más espacio y profesionales.

-¿El mejor momento?

-Sí, ahora mismo estamos en pleno auge. Llevamos tres o cuatros años en los que no para de crecer el alumnado y, por otro lado, casi no tenemos bajas.

-¿A qué se debe ese crecimiento?

-Nosotros siempre pensábamos que con la crisis, la matrícula iba a disminuir, y sin embargo, se mantuvo o incluso creció. Hubo un momento clave, que fue hace dos años con el concierto de Santa Cecilia, en el que reivindicamos nuestro futuro y eso atrajo a muchos jóvenes. Luego, a raíz de esta situación económica, empezamos a colaborar más en nuevos proyectos, como es el caso de la zarzuela "El rapacín de Candás". Y esto es muy importante, porque cuando las cosas van mal, el primer sitio donde meten tijera es en la cultura, entonces, hay que trabajar mucho, porque la gente no paga por ver algo que no le interesa. Tienen que ver que lo que tú ofreces está al máximo nivel, y para llegar a ello, hay que echar muchas más horas de trabajo que antes. Yo siempre pienso que el más tiene que currar soy yo, y el último que tiene que salir de cada ensayo y concierto soy yo. Y el que no lo entienda así, que se dedique a otra cosa, porque en la música ahora sólo sobreviven los mejores.

-¿Y merece la pena todo ese trabajo?

-Yo vivo exclusivamente de la música y eso es muy complicado. No te queda más remedio que trabajar en varios sitios a la vez, pero tengo la suerte de que disfruto con lo hago. En este sentido, creo que soy un privilegiado. Y en Candás estoy muy cómodo, prueba de ello es que ya llevo 14 años. El trato con alumnos y exalumnos es muy familiar y siempre tienes oportunidad de conocer a gente nueva, que te enriquece. Mis descansos al final los cojo casi obligado, eso sí, cuando los tengo me voy fuera de España y apago el teléfono para desconectar de todo. Sólo así consigues volver con las pilas cargadas. Pero también es verdad que si estoy dos semanas sin trabajar, ya estoy que me subo por la paredes; me entra el mono de dirigir un concierto.

-¿A nivel regional, cómo está la Escuela de Música?

-El 75 por ciento de la orquesta que tenemos, que fue la que actuó el fin de semana pasado en el Teatro Prendes, es gente vinculada a la escuela. Solamente tuvimos que llamar a algún músico, con instrumentos que no teníamos y que precisaba la obra, como el fagot y la viola. Por tanto, el nivel es fantástico. Además son chavales jóvenes, que están estudiando y que tienen un potencial enorme. Para la zarzuela de "El rapacín de Candás" sólo nos vimos una hora y cuarto ocho domingos, y el resultado fue muy bueno. Y eso que había niños de 15 años tocando, sin tener ningún tipo de experiencia en una zarzuela. Esa inexperiencia se notaba por ejemplo cuando volvían otra vez a tocar después de cada descanso teatral. Un profesional, como yo digo, se enchufa en seguida a esa mecánica, sin embargo, alguien que no está acostumbrado, le cuesta y sale adormilado. Eso hay que mejorarlo.

-¿Confían en llevar esa obra fuera del concejo?

-Sí, está pensado. Además, los cantantes son los principales interesados. Gracias a ellos también, conseguimos llenar el Prendes dos días. Juan Noval-Moro es muy conocido en Pola de Siero y mueve mucha gente. Y Yolanda Montoussé lo mismo; hace poco consiguió reunir en el Jovellanos a 500 personas, que eso no es nada fácil. Nosotros todavía estamos asombrados de cómo reaccionaron los vecinos de Carreño. Las entradas se agotaron los dos días en una hora y mucha gente tuvo que quedarse fuera. No obstante, el lunes hicimos todo lo posible por meter a todo el mundo en la sala; hubo espectadores que se sentaron hasta en las escaleras de arriba. Seguramente, se pudo hacer un día más para aprovechar el tirón, pero de todas formas estamos muy contentos. La respuesta fue increíble.

-La zarzuela sorprendió...

-Yo creo que la gente no se esperaba un espectáculo tan refinado, sino que se imaginaban una escena de teatro con gaita y tambor, como las de siempre. Había una idea inicial que era representar la obra en el parque de Les Conserveres y creo que quedaría muy bien de cara al verano para atraer turistas. Ya que la hemos recuperado, estaría bien explotarla y llevarla a otras ciudades. De hecho, hay intención de llevarla a Barcelona. Allí esta zarzuela interesa mucho, porque el compositor (Gabriel Balart) es catalán.

-¿Por qué no hay colaboración entre la Escuela de Música y la Banda de Música?

-No lo entiendo, de verdad. Desde hace mucho tiempo, antes de entrar yo como director, hubo siempre rencillas. No obstante, cuando yo empecé, metí todos los años por registro un proyecto de colaboración, en el que solicitaba al presidente de la Banda, a José Miguel Karrera-Génova, hacer un concierto conjunto. Pero a él nunca le interesó. El repertorio que ellos trabajan es difícil y los niños pequeños que tenemos aquí hoy por hoy no pueden tocarlo. Yo siempre les planteé hacer un concierto, en el que la mitad estuviese compuesto por su repertorio y la otra mitad, con el nuestro. Pero nunca llegamos a un entendimiento.

-Pierde el concejo, quizás.

-Es una pena, porque la fusión de ambas instituciones sería muy enriquecedora para Carreño. Tenemos que ceder los dos: yo tendré que hacer un esfuerzo por interpretar sus piezas, y por otro lado, ellos tendrán que entender que yo estoy en una escuela de música y lo que tengo que dar a los jóvenes es formación. No puedo ponerles un repertorio que en este momento no tienen nivel para poder interpretar.

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