La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los argayos, de paseo por El Tranqueru

Los caminantes temen que el nuevo deslizamiento de tierra originado por el temporal obligue a cerrar otra vez la senda

El nuevo argayo registrado en la senda. M. G. SALAS

Desde su construcción en 1902 como plataforma del antiguo ferrocarril "El Carreño" hasta hoy, convertido en una senda, El Tranqueru, que conecta Perlora con Xivares, siempre ha sido víctima de los argayos. El último de ellos se produjo hace escasos días a causa del temporal. Pero los vecinos temen que en lo que queda de invierno puedan originarse más. De hecho, aseguran que ya caminan con miedo y cruzan los dedos para que la ruta no se cierre, como sucedió en marzo de 2013 a causa de otro desprendimiento de tierra. Entonces, las obras para restaurar la senda le llevaron al Principado año y medio.

"Lo notamos mucho. Veníamos todos los días y el tiempo que estuvo cerrada lo echamos de menos", señalan Juanjo Calle y Susana Iglesias, de paseo por El Tranqueru. Pero ese paseo lo dan con el miedo metido en el cuerpo. "Andamos con un poco de temor. Ya ha habido otro argayo y las mallas que colocaron están abultadas por las piedras", explica Calle. El argayo al que se refiere se produjo a escasos metros del muro de contención que la consejería de Fomento levantó el año pasado para evitar la caída de rocas sobre la calzada. Aun así, "esperemos que no vuelvan a cerrar la senda. Nosotros caminamos por aquí todas las mañanas", aseguran José Antonio Díaz y Manuel Carlos Menéndez.

Pero el problema no es nuevo. Según cuenta José Antonio Testa, de Xivares, "El Carreño" tuvo que modificar su trazado debido a los frecuentes cortes de circulación provocados por los deslizamientos de tierra. Y así lo corrobora una placa, situada a mitad de camino, en la que se indica también que fruto de esta situación hubo que instalar, en uno de los tramos más peligrosos de la vía, una visera inclinada de hormigón que todavía hoy se conserva. Con la diferencia de que ahora por debajo no pasa el tren, sino vecinos, como Miguel García y Ana Quirós, de ruta por El Tranqueru.

"Es un lujo caminar por aquí. No hay coches y el paisaje es increíble", expresan. Es precisamente esa belleza la que atrae diariamente hasta este punto a vecinos de todo el concejo. Entre ellos, Luis Hevia, que ya llueva o haga viento completa los 1.420 metros de la senda. "La zona de los acantilados es preciosa. No paro de mandarles fotos a mis amigos, si llueve también", concluye.

Compartir el artículo

stats