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El Caribe da un bocado a Asturias

"La cocina no tiene fronteras", asegura el cocinero de Prendes Marcos Morán, que fusionará recetas regionales con las de Cuba, México y República Dominicana

Marcos Morán, el pasado febrero, en el certamen Madrid Fusión. MODEM PRESS

"La cocina no tiene fronteras". Así de tajante se muestra el cocinero asturiano y chef del restaurante Casa Gerardo de Prendes, en Carreño, al explicar el tipo de gastronomía que pretende dar a conocer a los comensales que acudirán a las cenas que ofrecerá en los próximos días en hoteles de la República Dominicana, Cuba y México de la mano de la cadena hotelera española Iberostar.

Morán partió el lunes a Bávaro y ya se encuentra allí preparando una cena que ofrecerá el viernes para 120 comensales a los que espera complacer con una fusión de la mejor comida asturiana y los productos locales. "Jugaremos a hacer nuestra cocina, pero utilizando algo de materia prima de aquí", explica el cocinero, que se muestra entusiasmado con esta aventura profesional. "Trabajar con este ambiente paradisiaco es todo un disfrute", reconoce.

Una vez superada la primera parada, Morán se trasladará hasta La Habana, dónde el martes tendrá que ofrecer otro banquete que le hace especial ilusión. "He viajado mucho, pero nunca estuve en Cuba y es sin duda la cita a la que más ganas le tengo", declara este maestro de la cocina asturiana, que concluirá su periplo el día 25 en Cancún y dos días más tarde retornará a la tierrina.

Entre los platos que ya tiene en mente se encuentra, por ejemplo, una sopa de corazones de tomate para la que en vez de utilizar bogavantes usará langostinos de la tierra, y adaptará su cóctel sólido de manzana a las combinaciones más populares de sus destinos como son la mamajuana, el mojito y la margarita.

Todo un reto que cree que se convertirá "en unas vacaciones, si sale bien y en el trabajo más duro de mi vida, si sale mal". Pero sobre todo destaca los sentimientos que le genera llevar la gastronomía regional y nacional al otro lado del charco. "Salir con la bandera de Asturias y de España en el brazo y que cuenten con mi persona, una casa tan antigua, me llena de orgullo y satisfacción", apunta.

En lo que respecta a la atención del restaurante Casa Gerardo durante su ausencia, Marcos Morán se muestra tranquilo porque dice ser consciente de que el negocio está en las mejores manos posibles. "Tengo el jefe en casa dándole duro, así que no hay problema", comenta en tono de humor a la vez que recuerda que el trabajo conjunto con su progenitor, Pedro Morán, es mucho más llevadero. "La bicefalia en este caso es buena porque además de tener dos cabezas tenemos cuatro manos", concluye el cocinero.

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