Carlos Vigil, nacido en Caracas, llegó muy niño a la Pola, donde pasó su infancia y primera juventud. Con veinte años volvió a Venezuela y hace 15 años regresó de nuevo España. Lo último que ha hecho en la Pola es escribir un libro sobre aerodinámica para no iniciados, que ha autoeditado y lo vende a directamente a demanda a través del correo aeronauticaltranslator@gmail.com.

-Usted es un técnico, y el apoyo a la tecnología no parece que esté en auge.

-No hay apoyo. Ni en Asturias ni en España. Por ejemplo, mi libro trata sobre una de las disciplinas más difíciles de la ingeniería aeronáutica. Está pensado para personas que pilotan ultraligeros, gente vuela y no tienen por qué estudiar lo que un piloto ni un ingeniero. Y también a cualquier aficionado y entusiasta de la aviación, como la gente que va al festival aéreo de Gijón y tiene curiosidad por saber cómo vuela un avión. Está explicado en lenguaje no matemático el secreto del diseño de una aeronave. En español no había nada, es divulgación científica y no consigo que me lo publique nadie.

-¿Porque no se valora suficientemente, quiere decir?

-Sí. Y contrasta con otros países. Por ejemplo, yo escribí a la NASA para pedir permiso para publicar todas las imágenes y dibujos que aparecen en el libro y me contestaron a los 40 minutos dándome la autorización y felicitándome además por la iniciativa de divulgar el conocimiento y también evitar accidentes.

-¿Qué nos pasa, entonces?

-Asturias, y España, están como están porque sus dioses son los futbolistas, los cantantes y los folclóricos y folclóricas. Así, de raíz estamos jorobados. Los países que son alguien y que hacen algo son aquellos que apoyan la investigación básica desde el principio. Quien investiga y quien desarrolla, y la innovación, esa palabra tan manoseada por los políticos en España, en esos países se la toman muy en serio. Tenemos políticos con pocas neuronas funcionales. Esa es la verdad. Hay dos ejemplos claros de países. Corea del Sur, que estaba en la ruina económica y es una potencia económica media en el mundo con Samsung o Kia gracias a defender la innovación. Israel, un país arruinado que decidió que la educación era sagrada y que era fundamental el apoyo a los emprendedores. Hoy, más del 50 por ciento de las empresas del Nasdaq, la bolsa tecnológica, tienen su origen en Israel.

-Nosotros lo hacemos al revés.

-Sí. Tenemos recursos, un país grande, personas supercapaces, pero desde 2007 hasta el año pasado han abandonado el país decenas de miles de científicos, ingenieros y personas preparadas. Nuestras mejores mentes se han tenido que ir porque no hay apoyo ninguna la investigación científica base, al emprendedor. Y la gente se ha tenido que ir a crear riqueza en otro lado. La investigación básica siempre lleva a crear empresas. España no puede competir con Asia en crear baratijas. tiene que crear productos con valor añadido. Los verdaderos héroes son los emprendedores y en España no se les valora.

-Dicen que Siero tiene mucho potencial en este sentido.

-Por supuesto. Siero tiene la mejor ubicación que hay en Asturias. Podría ser una potencia en empresas de base tecnológica y lo estamos desperdiciando, porque tenemos el talento, los recursos y la infraestructura. Pero tenemos políticos enzarzados en peleas y memeces decimonónicas que a nadie interesan. Hay que apoyar la creación de empresas que son las que dan riqueza.

-¿Qué destacaría de la Pola que contrasta con su experiencia en Venezuela?

-La calidad de vida. Sobre todo la seguridad. En la Pola la gente no aprecia lo que tiene, sobre todo en temas como la seguridad. Todo el mundo está tan acostumbrado a que no pase nada que no lo aprecian. Eso contrasta con muchos países de Latinoamérica, conde hay una inseguridad tremenda.

-Allí también hay mucho potencial.

-Sí. Hay muchísimos recursos naturales, pero lo importante es lo que se hace con ellos, la investigación. Un ejemplo está en Suiza, donde con muchísimos menos recursos naturales que la mayoría de estos países han conseguido ser fuertes gracias a la tecnología y a la innovación.