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Caredo se come el mundo con 97 años

"Aquí sigo, trabajando a diario", presume el más veterano de Argüeru, con una agilidad envidiable: trabaja la huerta, monta en bici, va a fiestas y juega la partida

Recaredo Tuero, saludando al mismo tiempo que monta en bicicleta en Argüeru. MARIOLA MENÉNDEZ

Nadie diría que Recaredo Tuero Barro ya ha soplado 97 velas de cumpleaños. El de Caredo, como le conocen los suyos, sí que parece un pacto con el diablo. A pesar de rozar el siglo de vida no ha perdido ni agilidad física ni facultades mentales, ni tampoco el humor. Su carné de identidad delata su edad, que le convierte en el más viejo del pueblo en años, pero no en dinamismo. Con motivo de las fiestas de San Mamés de Argüeru (Villaviciosa) tuvo un reconocimiento como "Paisano del Año", que recibió encantado. Además, disfrutó de los festejos como un vecino más.

Sigue viviendo en la casa familiar del barrio de Manzanedo. Lleva casado 67 años con la langreana Edelmira Álvarez Torre, con quien tuvo una hija, Belarmina. Recaredo Tuero Barro no olvida su pasado como ganadero y agricultor. Continúa labrando la tierra. Cuida con esmero sus dos huertas, en las que cultiva tomates, berzas, lechugas, pimientos, judías verdes, cebollas... La atiende él solo y fesoria (azada) en mano demuestra que salla (limpia de malas hierbas y mueve la tierra) en un periquete los tomates y sin perder la gracia.

"No puedo decir cuál es el secreto para estar así de bien porque van pasando los años y sigo así, trabajando todos los días...", argumenta risueño. Su hija Belarmina Recaredo destaca que hasta su médica de cabecera está impresionada. La clave quizá esté en que "es muy activo y tiene buen humor". Siempre que se le arregla va al bar, donde juega a la brisca y al tute con los amigos. Suele ir caminando y deja la bicicleta para visitar a algunos vecinos o ir a la iglesia para asistir a algún funeral. La misma agilidad que conserva para agacharse y levantarse en la huerta, la tiene para andar sobre las dos ruedas.

"No se le pone nada por delante. De perezoso, nada, siempre está dispuesto para todo", apunta su hija. Su esposa añade que "es un hombre que da lo que tiene. Es muy espléndido y muy voluntario. Deja lo suyo para ir a lo de otro. Yo viví para trabajar, pero él trabajó para vivir". Su corazón le ha dado algún susto, por lo que toma medicación para cuidarlo. Pero Recaredo Tuero no se priva de comer nada y seguir disfrutando de la vida. Y que sea por muchos años.

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