La orquesta de cámara Villa-Misiego no defraudó y menos en un escenario al aire libre a la vera del estuario de Villaviciosa. El "Concierto sobre la hierba de Misiego", que volvió a ser un éxito, cerró ayer el IV Festival de la Ría "Enrique Correa". La recaudación de las entradas, que costaban 3 euros, se destinó a Cáritas.

Los ovetenses Elisa Sánchez y Víctor García, que veranean estos días en la Espasa (Caravia), ya había estado en otra edición, y tanto les gustó que repitieron. Pero esta vez animaron a Pilar Kaser y su esposo, Markus Kaser, de Bélgica, y a los también ovetenses Yolanda Fernández y Guillermo Martínez. "Son profesionales y da gusto escucharlos y el sitio es precioso". Son dos de las razones con las que Víctor García animó a sus amigos. Lo consiguió. De hecho, Pilar Kaser apuntó: "Víctor y Elisa dijeron que había que venir y vinimos". También contó que les "gusta la música clásica" y eso de que el concierto fuera sobre la hierba se lo tomaron "al pie de la letra". Llegaron a Misiego provistos de una gran manta para escuchar el concierto más cómodos. Aunque Pilar Kaser cree que hay que recomendar al público que traiga su silla.

Guillermo Martínez conoce bien la zona porque "antes venía a hacer vela" y reconoce que es "un entorno muy bonito". Para Víctor García tampoco es desconocido porque "toda la vida" fue, sobre todo "de pequeño". Pero el entorno de la "Casa Rosa" de Luis Correa, el director artístico del Festival, hace que este concierto sea aún más especial al encontrarse a la orilla de la ría maliayesa.

Los músicos deleitaron al público interpretando obras de Bach, Holst, Barber, Sarasate y Gerónimo Giménez. "La boda de Luis Alonso", de este último, puso la guinda a este pastel musical. Sonaron los violines de Juan Luis Gallego, Pablo Suárez, Alejandro Bustamante, Marina Mejía, Elvira Sobaler, Cristina Correa, Paula Mejía y Joaquín Arias. Elizabeth Romero y Paula García tocaron sus violas, mientras que Luis Correa, Fernando Arias y Miguel Correa brillaron con sus violonchelos. Luciano Varela estaba al contrabajo y Pablo Martín Correa, al piano. Todos entusiasmaron al público, que les correspondió con sus aplausos.