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Manolito el Pegu, el alma de la romería

El fundador del museo del Carbayu e impulsor de las fiestas de Nuestra Señora del Buen Suceso opta a la medalla de oro de Siero

El Pegu recoge las banderas con el escudo de las fiestas. FRANCO TORRE

Manuel Antonio Fernández, "Manolito el Pegu", es toda una institución en el barrio lugonense del Carbayu, de donde es natural y donde ha vivido toda su vida. En los últimos sesenta años, además, el Pegu ha estado vinculado a la organización de las fiestas de Nuestra Señora del Buen Suceso, y es el creador del Museo de la Romería del Carbayu, una singular recreación a escala de la celebración. Unos méritos que han sido esgrimidos por el exalcalde de Siero, José Antonio Noval, para solicitar que se le conceda a Fernández la Medalla de Oro del concejo sierense.

Pese al elevado honor al que opta, el Pegu se mantiene prudente. "No sé si me la merezco o no, y tampoco sé si me la darán", sostiene, con aire distraído, mientras recoge las banderas que ondearon por las calles durante la reciente edición de las fiestas del Carbayu. Una celebración con 90 años de historia y durante la cual, concretamente el día del bollu, el Pegu cumplió 77 años.

Esta coincidencia, el haber nacido en plenas fiestas, casi parece un guiño del destino. "Duermo en la misma habitación en la que me parió mi madre", afirma el Pegu, que heredó el apodo de su abuelo, Antón Fernández, quien fuera fundador de la fiesta del Carbayu.

Antón Fernández organizó las celebraciones hasta 1953, cuando falleció. Para entonces, su nieto contaba con 15 años. Dos veranos después, el joven Manuel Fernández, ya conocido como "el Pegu", entró en la comisión que antaño liderase su abuelo.

En su juventud, Manuel Fernández se formó como ebanista, un oficio que le gustaba desde pequeño. "Entré de aprendiz con Pepe, el del restaurante La Torre, que era un gran ebanista. Lo aprendí todo con él", rememora Fernández. Pero al morir su padre, el Pegu hubo de abandonar el oficio y hacerse cargo de la casería familiar del Carbayu, que contaba con catorce vacas lecheras.

La casería se mantuvo activa hasta hace doce años, cuando Manuel Fernández se jubiló. Para entonces, ya tomaba forma su Museo de la Romería, que se inauguraría en 2007. Un museo que se articula en torno a la recreación en miniatura de la romería del Carbayu de 1952.

"Siempre me gustó la miniatura. De hecho, empecé a hacer la romería en 1968, cuando comencé a montar las atracciones", explica el Pegu, quien precisa que sólo trabajaba en invierno, ya que en verano, entre atender al ganado y organizar la fiesta, no tenía tiempo.

La elección del año de la recreación, 1952, se debe a que las atracciones que logró adquirir para la maqueta eran de ese año. Pero, además, eso le permitía recrear el bosque de robles ya desaparecido: "Lo cortaron en 1958 porque los dueños de los terrenos vendieron la madera a unos talleres de carrocería, que la usaban para los camiones", relata el Pegu, testigo privilegiado de una época en la que aún se anunciaba que la romería se celebraría "en el campo y bosque del Carbayu".

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