La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Camino Primitivo coge fama

Los peregrinos que pasan por Grado aprecian el tránsito por zonas de montaña y el disfrute de la cultura y de la historia por una vía poco masificada que crece con el boca a boca

Marián Madrueño, Manuel López, Juan Antonio Valderrama, Cristine Canet, Fermín Valdecillas, Fernando Martín y Lorena Jiménez. SARA ARIAS

Las montañas y la historia se dan la mano en el Camino Primitivo a Santiago de Compostela para atraer visitantes. El goteo constante de peregrinos a su paso por Grado, en la primera etapa, refleja el auge de una vía poco transitada en años pretéritos, pero que año a año gana más adeptos. El boca a boca lo hace todo. Y, ahora, con la declaración del Camino como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, todo parece indicar crecerá aún más la fama de la ruta que inició Alfonso II "El Casto" en el siglo IX en busca de la tumba del apóstol Santiago.

"Hemos venido por la naturaleza y porque nos llamó la atención que fuera el camino más antiguo", comenta Fermín Valdecillas, de Cádiz, en el albergue de San Juan de Villapañada. Esta es su cuarta ruta jacobea, y agradece que no esté tan frecuentada como la francesa. A su lado, Manuel López, de Granada, también destaca que se trata de una vía no masificada: "Sobre todo que no hay tantas bicis como en el francés", detalla. Pese a la fama de llevar pocos peregrinos por sus caminos, una de las cosas que más sorprende a los caminantes es la amplia infraestructura de albergues creada desde Oviedo a Santiago. "Y la gente es muy amable, eso ayuda a seguir y a volver", indica Lorena Jiménez, de Cádiz.

La atracción por el Camino Primitivo hizo que Fran Sánchez, de Vallecas, se desviase de la ruta del Norte para conocer las montañas del suroccidente asturiano. "Hace dos años fui de Irún a Llanes y ahora retomé en el mismo punto, pero decidí cambiar la ruta porque me apetecía ir por el interior, que está más alejado y tiene la dureza de la montaña. También la australiana Katrina Banger, residente en Berlín, desvío su ruta hacia el interior: "Después de las playas me apetecía cambiar para ver las montañas", precisa.

El aumento de peregrinos lo nota bien Domingo Ugarte, hospitalero de San Juan de Villapañada. "Cada año va a más y agosto ha sido un mes increíble, hay gente que llega y no tiene sitio y debe dormir en los praos porque esto está hasta arriba", detalla. Observa que la mayoría de caminantes son nacionales, pero cada vez hay más alemanes e italianos, mientras que baja la presencia de franceses. "Los chinos empezaron ahora a venir, la mayoría están estudiando en Madrid y Barcelona y al terminar hacen el Camino", comenta. Los que se toman el tránsito muy en serio son los polacos: "Ellos vienen por religión".

Y es que hay Camino para todos. Desde los que llevan la fe con devoción por los estrechos pasos de la ruta primitiva hasta aquellos que lo hacen por espiritualidad, como Marian Madueño, de Cataluña. "Me gusta la conexión entre el cielo y la tierra y caminar sola me ayuda a profundizar y estabilizarme muchísimo; lo que más me gusta es que el Camino te enseña a descubrir quién eres", asegura. Y casi todos los peregrinos que el pasado viernes estaban en el albergue moscón sostienen que el Camino tiene algo mágico, algo que atrapa y te obliga a repetir.

Y no les debe de faltar razón porque hasta allí llegó Ignacio Ruiz de Castro, de 12 años. Su padre, Celso, hizo la ruta hace unos años y al niño no se le quitó de la cabeza el Camino de Santiago. Un poco cansado tras el primer tramo, pero con mucha ilusión, llegó el pequeño a San Juan: "Quiero llegar a Santiago, es mi objetivo, y conocer toda la zona", señala. Su padre dice que eligieron la ruta primitiva por el paisaje y la cultura e historia que encuentra el caminante a su paso por Asturias y Galicia: "Luego vimos que eran 300 kilómetros, pero estamos mentalizados y lo vamos a hacer".

De hecho, son más de 300 kilómetros de pasos, sudor y mucho esfuerzo, sobre todo en las etapas de montaña, como la del puerto del Palo. Pero para muchos peregrinos ahí también reside el quid de la cuestión, como para el madrileño Raúl González: "Me contaron que estaba muy chulo y tenía los días limitados y lo podía hacer".

La mayoría de los peregrinos que se concentraron el pasado viernes en el albergue de San Juan eran veteranos de las rutas jacobeas. Sin embargo, también los hay que prueban por primera vez, como Bernardo y María Moreno, padre e hija andaluces, quienes llevaban tiempo con el gusanillo jacobeo en el cuerpo y este verano se han lanzado a la aventura. "Nos ha gustado muchísimo el paisaje y lo diferente que es a lo que se ve por el sur", indicó la joven.

Peregrinos de todas partes de España y del mundo transitan el Camino Primitivo por sus impresionantes paisajes y la posibilidad de realizar una ruta cultural y alejada de la masificación que viven otras vías. Recorrer los pasos del Alfonso II "El Casto" también es una de las motivaciones. El Camino Primitivo coge carrerilla y se está convirtiendo en una de las rutas preferidas de los peregrinos.

Compartir el artículo

stats