"La sidra es la sangre de los asturianos". La frase es de Enrique Castro, Quini, que ayer tuvo el honor de realizar el "saque de honor" de la Fiesta de la Sidra de Villaviciosa escanciando el primer culín. Para él la bebida asturiana de referencia es "lo máximo que tenemos", junto con la fabada, los pescados... porque "en el norte es donde mejor se come", aseguró. Estaba encantado por abrir una de las citas sidreras más importantes del concejo maliayés. "Es un orgullo. Lo mejor es el cariño de la gente", reconoció, y éste no le faltó porque hasta un grupo de sevillanos le saludaron. Él les correspondió agachándose y saludándoles desde el escenario.

Quien también se mostró encantado fue Tino Cortina. No era para menos porque se llevó los dos premios del día. Uno, el más cotizado, fue el de la mejor sidra según la votación popular, y el otro, el de la etiqueta más guapa. En esta edición se recuperó para la degustación gratuita, tras la compra de un vaso al precio de tres euros, el reconocimiento del público. Los asiduos a la fiesta echaban en falta la elección del mejor caldo y el gobierno local, organizador del festejo, tomó nota. Con el vaso entregaron una cartulina para marcar la bodega de la bebida que más hubiera gustado.

En total, se repartieron unos 5.000 litros de sidra, donados por los doce productores participantes y que ven en este festejo el mejor escaparate para su bebida. Roberto Vallina y su sobrino Samuel, de Peón, se encargaron de escanciar unos cuantos culetes. Esta fiesta "es una exposición de los productos. Damos a conocer la calidad que tenemos y lo hacemos en casa", destacaron. Los jóvenes maliayeses Marta Covián, Diego Cordero y Ana Muñiz se animaron con sus amigas leonesas Sonia Bernardo y Marta Arbas y el naveto Adrián García a probar la bebida. Fue la primera vez que las leonesas participaron en esta fiesta y se mostraron encantadas. Marta Covián apuntó que hubo "de todo" en cuanto a la calidad de los mostos. Ana Muñiz no fue muy desencaminada del gusto general, porque para ella las mejores fueron las de Buznego y Cortina, aunque aún le quedaron por probar más.

El lagarero Miguel Vigón reconoce que "es una fiesta importante" para ellos porque es un "escaparate". Asegura que todos llevan la mejor bebida que tienen en el lagar con la intención de desterrar la idea de que en estas degustaciones no hay calidad. Defienden que es una forma de darse a conocer y quieren dejar un buen sabor de boca al público. De ahí que también se esmeren en tener "buenos escanciadores" en su caseta. Aplaude que se haya recuperado la votación popular porque "es un aliciente".

Laudino Riva es un maliayés que sabe de sidra: "Hasta ahora, que bebimos cinco o seis, es bastante corriente, bebible, pero tampoco para ponerle un diez, es para un siete". Apoya la elección del mejor caldo porque "motiva" a los lagareros. Joaquín Fernández, un habitual en los jurados de los concurso de sidra, tampoco quiso perderse esta cita. "Lo que llevamos probado está bien. Además, el tiempo acompaña, no hay nube y eso se agradece porque afecta bastante, revuelve a la sidra".

Para Ana González Melendi los mostos estaban "buenísimos" y dudó entre dos a la hora de votar al mejor. A su lado, Eladio Morán, que también calificó de "buena" la sidra maliayesa. El regreso de la cata popular es, en su opinión, "lo mejor que podía haber pasado". Cecilia Llano, que regenta un bar en Villaviciosa, dice que la fiesta es "fundamental para la hostelería". Y Carlos Díaz también bebió "buena sidra".

Por la tarde, prosiguió la fiesta con el concurso de escanciadores, que ganó Salvador Ondo, gracias al coeficiente en estilo, ya que en puntos empató con Loreto García, segunda. El tercer puesto fue para Wilkin Aquiles. En cuanto a la categoría local, resultó ganador Marcos Ramos, de la sidrería La Ballena de Villaviciosa.