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Cuando Lugones quiso ser concejo

En el último siglo y medio se han registrado al menos tres intentos de segregar la localidad de Siero, para anexionarla a Oviedo o para tener ayuntamiento propio

El casco urbano de Lugones, desde el aire. MRW FOTOGRAFÍA AÉREA

La historia reciente de Siero está marcada por el crecimiento de su zona occidental, liderada por Lugones y acelerada por el nacimiento de la urbanización de La Fresneda, y por las tensiones sociopolíticas ocasionadas por el mayor dinamismo demográfico y económico de estos núcleos respecto a la zona este del concejo, articulado en función de los vínculos de las distintas parroquias con la capital, Pola de Siero.

El último episodio de esta rivalidad local, hasta la fecha, ha sido la modificación del calendario festivo de Siero para que los lugonenses puedan disfrutar de una fiesta local propia, el lunes de Santa Isabel, en sustitución de uno de los dos festivos oficiales del municipio, ambos vinculados a dos fiestas polesas (El Carmín y Güevos Pintos. Un logro que los lugonenses sólo lograron tras un año continuado de reivindicaciones y la recogida de más de 2.500 firmas entre los vecinos.

Porque esta tensión entre este y oeste de Siero es, en esencia, una herencia de otra pugna, la que ha enfrentado durante el último siglo y medio al liderazgo tradicional de la Pola y al empuje de Lugones. Una pugna que ha propiciado incluso algunos intentos, más o menos serios, de segregar Lugones del resto del concejo.

El primer testimonio de esta reivindicación segregacionista de Lugones, de hecho, se produjo en un Pleno municipal de Oviedo. Según documenta el cronista de Lugones, José Antonio Coppen, en su libro "Lugones, radiografía de mi pueblo", fue en una sesión plenaria celebrada el 16 de febrero de 1884 cuando una concejala ovetense, Elvira, planteó un debate en torno a la petición de los vecinos de la localidad de separarse de Siero y anexionarse a Oviedo.

La petición propició una notable controversia que incluso tuvo eco en el diario ovetense "El Carbayón". Las posibles implicaciones en materia fiscal que tendría la anexión de Lugones centraron aquel debate en el Pleno ovetense, que finalmente aprobó la propuesta de integrar a la localidad sierense dentro de su territorio por 12 votos contra 6.

La anexión nunca llegó a concretarse, pero las pretensiones segregacionistas de buena parte de los vecinos de Lugones no murieron con esta propuesta. El 8 de noviembre de 1925, como documenta de nuevo José Antonio Coppen, un grupo de vecinos se reunieron en el Centro Recreativo de la localidad con la pretensión de hacer cumplir aquel acuerdo plenario de 1884 y facilitar la anexión de la localidad al concejo ovetense.

"En aquella reunión", constata el propio José Antonio Coppen en su radiografía de la localidad, "se nombró una comisión cuyos integrantes fueron elegidos por unanimidad. Guzmán Sánchez y Víctor Menéndez (Juto), en representación del personal de las fábricas; Antonio Fernández Carril y José Fernández, por los agricultores; Julián Alonso y Francisco Villanueva, por los industriales. Pero aquella movida obviamente tampoco fructificó".

La insistencia en esta pretensión de anexionar Lugones a Oviedo se apoyaba en su cercanía geográfica y en la innegable influencia de la capital sobre el núcleo sierense. Una cercanía que en las décadas siguientes no haría otra cosa que incrementarse, hasta tal punto que, en la actualidad, lo único que impide la unión efectiva entre Lugones y el barrio ovetense de La Corredoria es el polígono industrial Puente Nora. Una cercanía que es aún más palpable en otro de los núcleos señeros de la zona occidental del concejo: Colloto, atravesado de lado a lado por la frontera entre el concejo sierense y Oviedo.

Mas esta proximidad entre Lugones y Oviedo ya era extrema años atrás, en un momento en el que las pretensiones segregacionistas repuntaron en el núcleo sierense.

En torno a 1990, Lugones tenía poco más de 8.300 habitantes, por lo que ya era la segunda localidad más poblada del concejo, y contaba además con una potente industria en su entorno, con empresas de relieve como Sia Copper o Fundición Nodular. No obstante, desde la localidad no se apreciaba que ese peso específico que había adquirido tuviese un reflejo en las políticas y, especialmente, en las inversiones impulsadas por el Ayuntamiento de Siero. De ahí que ese año, en el seno de la asociación de vecinos "San Félix", se formase el partido Conceyu, de vocación segregacionista.

El objetivo de esta formación política, en todo caso, no era integrarse en Oviedo, sino que Lugones conformase un Ayuntamiento propio. El 26 de marzo de 1991, Conceyu concurrió a sus primeras elecciones municipales, y sus resultados superaron todas las expectativas: la formación obtuvo 2.505 votos, un 12,76% del total, y metió a tres concejales en la corporación (en concreto, Jesusa Suárez, José María Ramos y José Santiago García).

Entre 1991 y 2015, Conceyu tuvo representación en el Pleno sierense de manera ininterrumpida pese a sufrir una paulatina pérdida de votantes, siendo socio de gobierno en diversos momentos. En el mandato 2003-2007, cuando Conceyu apuntaló un tripartito con PSOE e IU, la formación lugonense impuso entre sus condiciones para facilitar la gobernabilidad que se encargase un exhaustivo informe a la Universidad de Oviedo relativa a las posibles alternativas administrativas para Lugones.

Este informe, realizado por un equipo multidisciplinar y completado entre 2004 y 2006 y al que ha tenido acceso a este periódico, incluía una encuesta, realizada a 750 vecinos de Lugones, sobre diversos aspectos relativos a la localidad y su relación con Siero. Los resultados eran demoledores: un 50,1% de los encuestados estaban a favor de la separación de Lugones del concejo de Siero, y otro 25% consideraba que debería estudiarse esta opción.

Además, un 48% de los encuestados consideraba que la mejor forma de organización municipal para Lugones era tener un ayuntamiento propio, un 15,1% consideraba que era preferible integrarse en Oviedo, y un 19,5% optaba por continuar en Siero, pero gozando de más autonomía.

Las conclusiones de aquel estudio precisaban que un eventual Ayuntamiento de Lugones sería viable económicamente, pero podría ser perjudicial para Siero y para la propia localidad en términos de financiación y prestaciones, que se vinculan al número de habitantes. Una reflexión que en la actualidad, cuando un Siero unido se ha estabilizado por fin como ayuntamiento "de primera" al superar ligeramente los 50.000 habitantes, es aún más pertinente que entonces.

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