La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los padres advierten de que el colegio es la única zona infantil de juegos en Quintes

Lamentan los daños que unos vándalos ya identificados realizan los fines de semana al estar abierto el centro, lo que ha obligado a poner cámaras

Niños jugando en la pista cubierta del colegio MARIOLA MENÉNDEZ

La directora del colegio rural agrupado de la Marina, Elena Arango, ha pedido ayuda para evitar los continuos daños que sufre el centro algunos fines de semana. "Solicitamos que se tomen medidas para evitar estos actos y que de forma periódica van deteriorando las instalaciones, señala Arango, quien asegura que los problemas se vienen produciendo "de forma esporádica desde hace años". De ahí que haya interpuesto varias denuncias en la Guardia Civil e informado a la Policía Local, así como del gobierno municipal. "Ahora son las autoridades quienes deben tomar medidas", insiste.

En Quintes, el colegio rural se queda abierto los fines de semana para usos sociales, ya que cuenta con el único espacio público infantil del pueblo.

Dioni Novel, portavoz de los padres afectados por la supresión de la parada escolar, afirma que "se agradece" que el colegio esté abierto el fin de semana "porque es el único sitio para ir a jugar". Lamenta que esta circunstancia sea aprovechada por el grupo de adolescentes que "quieren acceder a la parte de abajo del patio cubierto del nuevo aulario y revientan las cerraduras". Por eso ve bien que se incremente la vigilancia para evitar estos destrozos, que no son los únicos que causan. Parece ser que son también los autores de pintadas que han aparecido en el cementerio y en las fuentes públicas.

Los gamberros han roto cristales y luces fluorescentes, entrado de forma reiterada en el colegio forzando las cerraduras, han dejado el patio lleno de basura y causado desperfectos varios. También han cargado contra una portilla y los canalones, lo que ha llevado a instalar cámaras de vigilancia.

El colegio de Quintes es el único espacio de ocio que tienen los niños y jóvenes. A falta de parque, bueno es el patio de la escuela para reunirse y divertirse. Pero hay un grupo de chavales que se saltan los límites y aprovechan que parte de las instalaciones están abiertas para campar a sus anchas y no respetar el mobiliario. No se conforman con la zona de la pista de futbito y las canastas, y fuerzan la cerradura para entrar y destrozar el resto del área escolar.

Todos en el pueblo saben quiénes son. Tienen perfectamente identificado a este grupo de adolescentes que ya no estudia en el colegio, pero que de vez en cuando la lían los fines de semana. Llevan haciéndolo desde hace años.

Compartir el artículo

stats