La pasión por lo pequeño va en aumento. Eso lo sabe bien el sierense Carlos Moro, comisario de la exposición de casas de muñecas y miniaturas que se clausura hoy en la Casa de Cultura de Pola de Siero, y que ha cosechado un éxito extraordinario de público.

Moro comenzó hace dos años a mostrar las casas de muñecas en la sala de exposiciones del centro cultural poleso, y su intención era haberse quedado ahí. "Pero tuvo tan buena acogida, vino tanta gente y gustó tanto que decidimos seguir adelante", explicó.

El caso es que va ya por la tercera exposición, y el éxito sigue en aumento. El comisario de la muestra cree que las miniaturas le gustan mucho a la gente porque los retrotrae a su infancia. "Ven los juguetes de antaño, reproducciones de cosas que les son familiares, y eso gusta mucho; se recrea todo tipo de cosas, desde cocinas antiguas hasta ropa de bebé, cada uno tiene su historia", dice.

Y también está el hecho de que hay muy buena calidad. Todo está hecho a mano y con muy buenos acabados. Se cuida hasta el mínimo detalle, y eso la gente siempre acaba apreciándolo.

Este año, la muestra está formada por 23 casas de muñecas, algunas obra de autores conocidos y reputados dentro y fuera de Asturias. Es el caso de Chiqui Cueto, que presenta la casa "Óleos y pintura decorativa", en la que aparecen no sólo la casa y los objetos, sino también varios cuadros en miniatura. "Algunos están tan bien acabados que hay gente que no se cree que estén hechos a mano", asegura el comisario.

Las casas tienen estilos muy diversos. Pueden verse espacios con pinturas murales, muebles restaurados a los que se les ha dado vida interior con la maqueta e incluso un farol convertido en los sueños de Alicia en el país de las maravillas. Pero lo que más maravilla al público es la vida que parecen insuflar todas las miniaturas, desde las que representan viviendas de los más diversos estilos hasta los cafés, bares y lagares. En todos ellos aparecen escenas de la vida cotidiana que al público le resultan muy familiares.

Todos los autores de las casas son asturianos, si bien acude a la exposición gente de Asturias y de otras partes de España.

Este año aparecieron por la Casa de Cultura polesa aficionados a las miniaturas provenientes de Madrid y de Barcelona.

El propio Carlos Moro tiene expuestos varios cuadros en miniatura en la muestra, y está muy contento con la gran acogida que ha ido teniendo su iniciativa.

"No pensé que iba a tener tanto éxito", dice. Su intención, el primer año, era traer a la Pola los trabajos de la gente que, hasta entonces, había expuesto en el Café Español de Oviedo, ya cerrado. Ahora se ve obligado a traer cada año a la sala polesa la fascinación que provoca el mundo en miniatura.