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El concejo, en vilo por los kiwis

La paralización de una central de reparto en Silvota, en la antigua nave de Dirsa, deja en el aire hasta 60 puestos de trabajo y 6 millones de inversión

María Arrieta, ante las antiguas instalaciones de Dirsa, donde se ubicaría el almacén. FRANCO TORRE

El aleteo de una mariposa en Pravia se está sintiendo en Llanera. El proyecto de autovía para el Bajo Nalón, que uniría Soto del Barco y Pravia y que discurriría por la vega de Peñaullán, no sólo ha sentado mal entre los productores de kiwi de dicha comarca, que en los últimos años ha apostado fuerte por este cultivo. Aparte de afectar a la ampliación de plantaciones en el bajo Nalón -como ha publicado LA NUEVA ESPAÑA- amenaza la construcción de una gran central de empaquetado y conservación de kiwis en el polígono de Silvota. Un proyecto que supone una inversión total estimada en seis millones de euros, y que crearía, ya en una fase inicial, entre 50 y 60 puestos.

Está impulsado por Feito y Toyosa, afincada en Llanera y que ya ha adquirido las antiguas instalaciones de Dirsa en el polígono, y que incluso cuenta con subvenciones de la Consejería de Agroganadería para un almacén llamado a ser una referencia del sector en todo el noroeste peninsular. "Resulta paradójico que una obra impulsada por el Principado paralice un proyecto subvencionado por la Consejería de Agroganadería, pero es así", sostiene María Arrieta, la ingeniera agrónoma que encabeza el proyecto para desarrollar esta gran central del kiwi en Silvota. Llanera tiembla así ante la posibilidad de perder un

Pero la gran dependencia de la producción asturiana de kiwi de las vegas pravianas y el trazado propuesto para la autovía propician esta situación.

Según explica Arrieta, en torno al 60% de la producción asturiana de kiwi -que se sitúa en unos cinco millones de kilos anuales- sale de las vegas pravianas. "Tienen de todo: hay agua, son tierras fértiles y, al estar cerca del mar, disfrutan de temperaturas suaves. Es un entorno ideal para estos cultivos", explica Arrieta.

El problema es que la proyectada autovía transcurre, en esa zona, por encima de la propia vega de Peñaullán, lo que destruye tanto los cultivos ya existentes como la posibilidad de incrementar el número de plantaciones en una zona natural de desarrollo de este sector.

Las previsiones de los productores de kiwi, y de la propia empresa, pasaban porque a medio plazo las plantaciones de maíz de Peñaullán, con un total de 40 hectáreas de terrenos, se sustituyesen por plantaciones de kiwi, que tienen una vida de 50 años.

"Aparte de la obvia imposibilidad de plantar en el lugar donde están los apoyos de la autovía, una estructura como esa deja una zona de sombra a ambos lados que imposibilita hacer plantaciones en las proximidades", explica Arrieta, quien reclama una legislación medioambiental más estricta para evitar estas situaciones: "En otros países está terminantemente prohibido hacer una carretera o una autovía sobre la vega de un río, porque son zonas de interés agronómico. Pero es que además aquí se ha hecho sin avisar a los afectados, únicamente mediante una publicación en un boletín", denuncia Arrieta.

Aunque el gobierno autonómico ha comunicado a la empresa su intención de recibirla para buscar soluciones, el proyecto de Silvota está paralizado, ya que Feito y Toyosa no ha visto aún movimiento alguno por parte de la administración. "Nos tienen bastante cabreados, no sabemos por qué no llaman", sostiene Arrieta, quien estima que con la capacidad que tendría este centro, podría procesar en torno a la mitad de la producción asturiana de kiwi ya en su primera fase.

Esto propiciaría, de entrada, la creación de un número importante de puestos de trabajo, con el compromiso adicional de la empresa de contratar un porcentaje de discapacitados. Pero es que además las previsiones de la empresa pasan por ampliar las instalaciones a medio o largo plazo, aprovechando que la parcela adquirida en Silvota tiene 7.000 metros cuadrados, de los cuales actualmente sólo 3.000 están ocupados por la nave industrial de la antigua Dirsa.

De poderse aprovechar toda la extensión de la parcela, la capacidad del centro podría llegar incluso a doblarse. Pero esa posibilidad queda muy lejana para los rectores de la empresa llanerense, que de momento tiene una gran nave vacía y escasas expectativas de poderla convertir en ese gran centro del kiwi que proyectaba.

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