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El llagar se pone a punto

En vísperas de la nueva campaña sidrera toca ajustar los toneles, una práctica casi en extinción en Asturias por la falta de formación y de madera autóctona para fabricarlos

Emilio García y Carlos Argüelles miden el aro de uno de los toneles para ajustarlo, en Nava. M. M.

En vísperas de que comience una nueva campaña de sidra, los llagares apuran su puesta a punto. La mayoría comenzarán a mayar mañana y nada puede quedar a la improvisación. Los toneles de madera, en los que durante meses fermentarán los caldos, también tienen que estar listos.

Los hermanos Argüelles, José y Carlos, son dos de los que se encargan de esta tarea. Estos días han ajustado y reparado la línea del llagar naveto Viuda de Angelón. Uno de los copropietarios y enólogo de la bodega, Francisco Ordóñez, destaca la importancia de que los recipientes estén en buen estado para afrontar la próxima campaña. Antes de volver a llenarlos hay que ajustarlos, arreglar fugas y limpiarlos.

El carpintero y maestro tonelero José Argüelles, de Breceña (Villaviciosa), explica que los cuidados básicos son limpiarlos con agua y cepillo. La cal se usa como conservante para proteger la madera de hongos y humedades. Los poros hay que taparlos "siempre con madera" y nunca con metal.

Tanto él como su hermano Carlos echan de menos y reivindican la figura del bodeguero, que era quien se encargaba en el llagar del mantenimiento de estos recipientes milenarios que inventaron los celtas, pero promocionaron los romanos, relata el experto. Por lo que cuando realizan una reparación acostumbran a formar al lagarero en unas cuestiones básicas para saber cuidar los toneles. José Argüelles vincula la desaparición de este oficio con la industrialización de la producción. "Pasamos de elaborar a fabricar sidra", justifica.

Lo habitual es que la reparación integral se realice cada quince o veinte años, depende del mantenimiento del recipiente. "Lo ajustamos todo y queda como nuevo", destaca. Aunque lamenta que en Asturias "durante años hubo una mala praxis en tonelería".

Lo adecuado es que un tonel dure unos 40 años, porque a partir de entonces "es un contenedor" al dejar de aportar taninos, aromas y microoxigenación, que "es lo más importante para eliminar toxinas". En las zonas vitivinícolas cada vez hay más demanda de toneles de madera. Lamenta

Argüelles echa en falta apoyo institucional en Asturias a este sector, que ya falla desde sus inicios, pues hay déficit de castaño y roble asturiano a pesar de que están consideradas las "mejores maderas de Europa para producir caldos y licores". Entre otras carencias está la escasez de respaldo para formarse en el oficio. "La tonelería es generacional, no hay una escuela", afirman.

Ellos son la cuarta generación de un negocio familiar que inició su bisabuelo, Canor Argüelles. Son los únicos artesanos que fabrican toneles a medida y con capacidad para más de 5.000 litros en el mundo. Se los rifan en las zonas vitivinícolas y trabajan para varios países como China, Estados Unidos o Dinamarca.

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