"Son muchas horas todos los días y los fines de semana, pero para mí esto no es un trabajo". Balbina Fernández, distinguida como "Mujer emprendedora" 2015 de Pravia, no se arruga al sentarse delante de sus máquinas de coser porque su trabajo como diseñadora y bordadora es su pasión. El próximo domingo recogerá el premio en el marco de la Feria de la Mujer Rural del concejo, pero no tendrá mucho tiempo para celebrar porque estará junto a su socia, Marina Almanzar, vendiendo sus creaciones.

"Balbi", como todos la conocen, siempre quiso coser. Cuando terminó la EGB decidió aprender corte y confección con Etelvina Rodríguez durante tres años. "Cuando iba al colegio de Los Cabos con las monjas tenía una asignatura de costura que me encantaba y siempre lo tuve claro", comenta. Así comenzó a coser y hacer arreglos para sus hijos y familiares. Unas labores que la llevaron a comprarse una máquina de coser "buena". Y un buen día se compró un pantalón en una tienda de la villa al que decidió ella misma subir el bajo: "En la tienda me dijeron que si sabía hacer arreglos podía amortizar la máquina trabajando para ellos y así fue. Luego vinieron más tiendas y me dediqué a hacer arreglos durante doce años", recuerda.

Pero no era lo que quería hacer. Así que volvió a invertir en su sueño y se compró una bordadora. "Me lo pensé bastante, pero al final me lancé a la aventura", reconoce. Con varias máquinas y la ayuda de Almanzar comenzaron a realizar todo tipo de labores, a confeccionar ropa infantil, cortinas, complementos para perros y un sinfín de variedades: "Creo que nunca dijimos que no a un cliente". Tanto le gusta el mundo de la costura que todos los años acude a la Feria Internacional de Telas de París (Francia), donde elige los mejores y más modernos estampados.

La empresa "Bordados Balbi" comenzó a crecer y hace un año decidieron abrir una tienda, "Balbi Bordados", en el centro de la villa, donde las toallas de playa personalizadas son uno de los productos estrella. Con el balance en la cabeza, no se arrepiente del paso hacia adelante: "No me fue difícil empezar con la tienda porque ya tenía una clientela y, en ese sentido, fue todo rodado". Pero sí observa obstáculos para los emprendedores. Fernández se dio de alta con el famoso ticket autónomo, que le suponía una cuota mensual de 50 euros. Pasada la vigencia, ha empezado a pagar autónomos con normalidad. Por ello, considera muy necesario que se rebajen las cuotas a los emprendedores. "Al final estás pagando para poder trabajar y nosotras invertimos todo en nuevos proyectos, nuevas telas, por lo que la cuota de autónomos no nos permite mucho seguir esta línea".