"Aquí están los terrenos más caros de todo el entorno. Pero es por algo; estás a un paso de todo, y eso es una ventaja". Son palabras de Sara Prado y Antonio Fernández, una pareja que compró a principios de este año una vivienda de segunda mano en la localidad llanerense de Remoria de Arriba. Ellos son parte de esa mayoría de compradores que predomina según las estadísticas, la de los que adquieren vivienda de segunda mano. En la primera mitad de este año, solo se comercializaron dos viviendas nuevas, frente a 42 usadas.
Sara y Antonio aseguran que han tenido mucha suerte. "Es difícil encontrar casas porque muchas están a medio construir, y unos terrenos para hacerte tú una casa, que era lo que queríamos, están demasiado caros". En su caso, llevaban cuatro años de alquiler, llamando a la puerta de los bancos hasta que, a través de un amigo, les surgió la oferta que, finalmente, aceptaron. "La casa está en muy buen estado; fue una suerte", dicen. Respecto de su búsqueda de financiación, dicen que "fue muy difícil, la mayoría nos dieron muchas vueltas y nos pusieron muchos impedimentos. Ahora es más difícil conseguir hipotecas; antes te daban para la casa, la reforma, los muebles y hasta para un coche; ahora con que te financien sólo la casa puedes estar contento".
Roberto Álvarez, responsable de Inmobicasa, empresa del sector radicada en Posada, asegura que "ahora lo que predomina es el alquiler, porque los precios entre los apartamentos y las viviendas de dos o tres habitaciones están muy igualados". Y en cuanto a las viviendas a estrenar dice que "ya no hay obra nueva, con lo que no se puede vender.
Respecto del mercado de segunda mano, que es el que resiste todavía, señala que la venta por precio se está acabando también. "Se ha vendido todo lo que se había construido y que se ofrecía por precios bajos, más asequibles; ahora es distinto, ahora los precios están tendiendo a mantenerse algo más altos, aunque nunca llegarán a los que había antes de la crisis, eso por supuesto", sostiene.
Con todo, el sector, aunque está pasando un momento difícil, sigue tieniendo su empuje, al menos mayor que el que ha tenido en los últimos años. Sin esperar que vuelva la situación de bonanza anterior al año 2007, Roberto Álvarez confía en que, poco a poco, se recupere y salga adelante.
