Los higos miguelinos ya están en su punto. Y en Rozaes (Villaviciosa) lo saben bien porque en esta fruta son expertos, tanto que les conocen como "los figueros". Ellos llevan el título a mucha honra y el domingo presumirán de una buena cosecha en la segunda feria que le dedican.
"Hay muchos, y vinieron temprano por el calor", destaca Loli Díaz Sopeña, tesorera de la asociación de vecinos del pueblo, colectivo que organiza la fiesta. "Este año los figos se empezaron a recoger en agosto, cuando lo habitual es que sea desde septiembre hasta octubre", explica. De ahí que lleven el nombre de miguelinos porque la festividad de San Miguel es el 29 de septiembre. "Otros años, para recoger un cesto de figos por las fiestas del Portal -que se celebran en la primera quincena del pasado mes- tienes que andar dos o tres figares, y este año ya había cosecha bastante en esa fecha", pone como ejemplo Loli Díaz.
La ventaja es que la producción "va poco a poco" y el árbol da fruta durante unos dos meses, agrega Eva Solares Sopeña, secretaria de la asociación de vecinos. No obstante, son bastante delicados porque la lluvia los daña. Requieren buen tiempo, razón por la que este año se han dado fenomenal. "Con el agua abren y se ponen ácidos", dicen.
Higueras hay muchas, pero no todan dan frutos tan sabrosos como los de Rozaes, una zona de Villaviciosa en la que siempre se ha dado muy bien la fruta. Los figueros razonan que sus higos son "más dulces y saben mejor". El ser un valle soleado tiene mucho que ver. A esta circunstancia deben su buena fama también para el cultivo de la huerta. Así que su presencia siempre ha sido habitual en las ferias y mercados.
Pero, ¿cómo se reconoce un buen higo y cómo se sabe si se encuentra en su punto óptimo de maduración? Eva Solares se remite a la tradición popular. Tiene que cumplir tres requisitos: "piscuezo del colgau (que el cuello esté seco), ropa probe (el cuerpo un poco arrugado) y güeyu de viuda (que tenga una lágrima o que la suelte al abrirlo).
El presidente de la asociación de vecinos, Roberto Díaz, asegura que cuando se coge del rabo y el higo pende, su cuerpo tiene que estar blando. También es buena señal que el almíbar brote en forma de pequeña gota. A lo que Loli Díaz añade que "tiene que ser dulce y meloso, y estar blando". Casi nada más cogerlo del árbol hay que comerlo. "Es una fruta muy delicada porque se estropea en 24 horas", destaca Roberto Díaz. Por eso los que venden en la feria los recolectan esa mañana.
La Feria de los figos de Rozaes, que cumple su segunda edición, se celebra el domingo. Además de la fruta emblema del pueblo se podrán comprar dulces, pasteles, mermeladas y el exquisito torto con queso azul y mermelada de higo. Este año habrá 24 puestos, más que el año pasado, con vendedores de la zona o vinculados al pueblo. Se realizarán visitas guiadas a dos molinos aún activos. Durante todo el día habrá juegos tradicionales para niños y una gymkana relacionada con los higos. Una novedad es que se habilitará aparcamiento.
