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Roban la tragaperras y botellas de whisky en un bar de Pravia tras un alunizaje

Los ladrones se dejaron parte de la defensa del vehículo en el negocio, que ha perdido entre 3.000 y 6.000 euros

Marcelo Parrondo, ayer, delante de la puerta de su negocio en Pravia. S. ARIAS

Suena el teléfono a las seis de la mañana. Al otro lado, la Guardia Civil. Tras colgar, impotencia. Así se despertó, ayer, Marcelino Parrondo al saber que unos ladrones realizaron un alunizaje en su bar, ubicado en Pravia, y se llevaron la máquina de juego, varias botellas de whisky y una carpeta con documentos. "Cuando me enteré sentí de todo, me cayó el mundo encima. Te sientes impotente porque no sabes qué hacer, llevas toda la vida trabajando para que te pasen estas cosas", afirma.

El robo se produjo alrededor de las cuatro de la mañana. Los operarios que limpiaban la calle Ramón García Valle, donde se ubica el negocio de Parrondo, alertaron a la Guardia Civil al pasar por delante del negocio y verlo abierto y destrozado. Cuando los agentes llegaron al bar, los ladrones ya habían huido. Sin embargo, en su apresurada fuga se dejaron parte de la defensa del coche con el que entraron en el local.

La puerta del negocio estaba totalmente rota. Con medio coche dentro del bar, desconectaron la máquina de juego y la cargaron en el vehículo. También tuvieron tiempo de llevarse varias botellas de bebidas alcohólicas, sobre todo whisky. Así como una carpeta con documentación del negocio que "no tienen importancia de ningún tipo".

Parrondo sospecha que el vehículo con el que se empotraron estaba aparcado frente a su local cuando cerró el bar el pasado lunes, ya que ocupar la plaza les permitió entrar con el coche en el bar sin problemas. Una tesis que también apoyan los habituales del bar, sorprendidos con el robo cuando llegaron a tomar el vino del mediodía.

El hostelero también sospecha que los ladrones sabían perfectamente a por lo que iban: "Es mucha casualidad que tocase hoy (por ayer) recaudar el dinero de la máquina". Además, los cacos no tocaron la caja registradora, que tenía dinero para el cambio.

Marcelo Parrondo, quien lleva treinta años dedicado a la hostelería, calcula entre 3.000 y 6.000 euros los daños por el robo, aunque por suerte el seguro se hará cargo de los arreglos. Ayer mismo, la puerta quedó fijada, aunque tendrán que poner una nueva en los próximos días.

Pese a los destrozos abrirá hoy de nuevo. "Hay que seguir", asegura resignado. Tras el robo sufrido, Parrondo reclama más vigilancia y seguridad nocturna en las calles de la villa praviana. "Los ciudadanos necesitamos seguridad porque estás trabajando toda la vida para que pase todo esto", señala. El hostelero espera que los agentes judiciales den con el paradero de los ladrones para evitar más sustos a otros hosteleros.

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