El pueblo de Carbayín y sus alrededores parecen haberse convertido en los últimos tiempos en un objetivo predilecto de los cacos. El intento de robo en la madrugada del pasado martes de la oficina de Liberbank en la localidad es solamente un capitulo más de los constantes hurtos y desvalijamientos de instalaciones que los vecinos achacan, en gran medida, al abandono y al despoblamiento.
En el caso de la sucursal bancaria, a la cual accedieron unos individuos a la 1,40 horas del martes e intentaron sin éxito abrir y llevarse la caja fuerte, cuenta ya con varios antecedentes, como un atraco frustrado hace poco más de un año y otros atracos en años previos, que podría explicarse en lo propicio de su ubicación. "Por aquí, y menos a esas horas, no suele haber gente y entonces aprovechan", señala un cliente habitual de la sucursal.
De todos modos, no es sólo ese punto el que suele ser objeto de los ladrones. El Centro Tecnológico de la Madera, sin funcionamiento desde su conclusión en 2007, fue saqueado a comienzos del año pasado y como éste alguna que otra vivienda deshabitada. Hechos que los lugareños achacan al abandono general del pueblo. "Si eso tuviera actividad en vez de estar desatendido, hechos como éste serían menos habituales", declara el alcalde de barrio de Santa Marta de Carbayín, Anxel Nel Palacio.
A juicio del alcalde pedáneo, casi todos los problemas de seguridad que pueda tener la zona tienen en común la falta de atención y la escasa población. "Ven que todo está despejado y aprovechan para robar con la seguridad de que será difícil que alguien se entere o los puedan pillar porque no hay población", apunta Palacio, que también extiende esa problemática a la escasez de patrullas nocturnas. "Pasan muy de vez en cuando y así es difícil por lo que no estorban mucho a los delincuentes", añade.
Las quejas de los vecinos de Carbayín coinciden también con los de otras localidades próximas como Areñes, en la parroquia de Santiago de Arenas, o El Cuto, dónde recientemente padecieron también varios robos.
En el caso de Areñes, estos se produjeron siempre de madrugada y tuvieron como objetivo casas deshabitadas también. En El Cuto los cacos se llevaron el caño de la fuente, apartada de las viviendas.
Pese a todo, los vecinos tampoco quieren ser alarmistas, pero opinan que el aumento de las patrullas podría frenar el problema.
