La imagen del Ecce-Homo que se veneró en Noreña durante la autarquía franquista, y que se fue recuperada tres años atrás después de estar varias décadas en paradero desconocido, ha sido restaurado. Una actuación financiada por la Cofradía de Jesús Nazareno Ecce-Homo y ejecutada por el restaurador Jesús Puras, que ha incluido la reposición del brazo izquierdo y de las dos manos de la imagen.

"Es parte de nuestra historia, tiene un valor y necesitaba de una restauración, porque estaba muy mal", explica la hermana mayor de la cofradía, Carmen Cabeza. La talla, de hecho, comenzó a ser procesionada en Noreña en 1939, y encabezó las multitudinarias procesiones del Ecce-Homo hasta 1955, cuando fue sustituida por la imagen que se venera aún hoy, obra del escultor sevillano Gregorio del Amo e inspirada en el "Jesús de la Pasión" de Juan Martínez Montañés.

Tras la restauración, la imagen luce como en sus mejores días. "Jesús Puras ya trabajó en el retablo y en el otro Ecce-Homo, confiamos en él y sabemos de su calidad, que ha vuelto a demostrar en este trabajo", afirma Carmen Cabeza, que destaca especialmente el acabado del rostro y el delicado trabajo del restaurador al reponer las manos de Cristo. Para completar la obra, la cofradía vistió la figura con un traje viejo del actual Ecce-Homo. "Creíamos que no le iba a valer, pero parece hecho a medida", celebra Carmen Cabeza.

Durante años, esta imagen descansó en la sacristía del templo parroquial, hasta que hace varias décadas se le perdió la pista. Su reaparición se produjo en el otoño de 2012, cuando una familia noreñense la restituyó a la parroquia. Según se reveló entonces, el que fuera párroco local Julio Campillo había solicitado a esta familia que custodiase la imagen, aprovechando que uno de los miembros de la familia estudiaba Bellas Artes. Los cuidados de esta familia permitieron la conservación de la imagen, aunque al ser restituida presentaba un estado precario, atribuible al paso del tiempo y a la ausencia de cuidados en los años previos a que asumieran ese depósito. Cuando esta familia recibió la talla, ya faltaban el brazo y la mano.

Tras la restitución de la imagen, se identificó con rapidez. Esta talla es la tercera imagen del Ecce-Homo de la que se tiene noticia, tras una talla barroca destruida en un incendio en 1901. Ese año, el entonces obispo de Oviedo, Ramón Martínez Vigil, donó una segunda talla, que sería destruida en 1936.

Finalizada la Guerra Civil, se adquirió una tercera talla, que es esta que ha sido recuperada, y que se realizó en un taller de Santiago de Compostela, seguramente tomando como modelo la imagen donada por Martínez Vigil.

En aquellos años, no obstante, la imagen se consideraba poco lucida, incluso "fea", debido principalmente a que se le había colocado una ostentosa peluca postiza que enmascaraba sus facciones. Por esta razón se acabó impulsando su sustitución por una nueva imagen, que se procesiona aún hoy, y esta escultura cayó en el olvido.

Tras su recuperación, no obstante, se descubrió que en realidad la imagen no era de tan mala calidad como se creía, y se reconoció su doble valor: el histórico y otro de índole religioso y sentimental para el pueblo de Noreña.