De cero a mil en apenas 20 años. Así se podría resumir la trayectoria de Miguel Álvarez Manchado, un graduado social que en 1983 se vio sacudido por la crisis económica, que al mismo tiempo le abrió la posibilidad de dedicarse al trabajo para el que se había formado y que a día de hoy sigue ejerciendo en su despacho de cinco empleados.
Este profesional liberal nació en Coruño (Llanera) hace 57 años y a los 13 se instaló en Lugones. "Pronto me involucré en el pueblo", rememora sobre su juventud, en la que desarrolló sus estudios. Tras perder su trabajo en una compañía de seguros, inició una nueva andadura en su especialidad, haciendo pronto una amplia cartera de clientes.
Su reto es terminar con el tópico de que el graduado social es "el hermano pequeño del abogado", y defiende la eficacia de su sector en materia laboral. "Es de lo que sabemos y en lo que debemos ser los mejores", indica el hombre que logró que se reconociera a su asesoría como "ventanilla única" para facilitar trámites a emprendedores.
Todo ello sumado a una total entrega por colectivos como el Grupo Folclórico Principado, del que fue presidente casi 20 años, o los colectivos Arte Lugones o Arcalug, de los que ocupa el cargo de secretario. "Siempre me gustó ayudar y realizar trabajo de campo", reconoce, a la vez que mira orgulloso algunos reconocimientos recibidos por su labor y recuerda la ayuda de personas como el cronista oficial, José Antonio Coppen. "Se merece más que un homenaje", defiende Manchado.
