"Esta semana sólo hemos traído claveles y margaritas. Exponemos alguna planta porque nos las ha traído algún proveedor, proveedor, pero es que ni nos cabían en el camión ni les vamos a sacar provecho. En esta época, con el día de los difuntos ahí, sólo vendemos flores en bruto". Así explica el florista Bruno Noval, veterano comerciante del mercado de Pola de Siero, el ajetreo al que están sometidos estos días él y su mujer, Pili García, y la escasez de plantas en su, habitualmente, bien nutrido puesto.

Y es que, a la demanda usual por la cercanía de la fiesta de Todos los Santos, se une este año una circunstancia especial, como es la negativa del Ayuntamiento de Siero a permitir a los floristas instalarse en sus localidades en la víspera de la fiesta, como es costumbre. "No sé la razón por la que este año se nos ha vetado. Yo siempre me ponía en la plaza Les Campes. Es la primera vez en cuarenta años que no se nos permite vender ese día", afirma Noval, que invita a sus clientes a visitarse en su invernadero de La Carrera o en los mercados en los que estará por esos días: el jueves en Laviana, el viernes en Lugones y el sábado en Noreña.

El veto municipal, en todo caso, es un importante revés para él, ya que en esta época vende buena parte de sus flores en bruto. "Hablamos de unas 5.000 docenas de claveles y unas 1.000 de margaritas, que son los tipos que más se venden. En total, puede ser un 20% del total de la flor en bruto que vendemos al cabo del año", explica Noval, que no obstante precisa que el veto municipal de este año puede afectar a esos porcentajes: "Solíamos ir a la Pola y Lugones, es como tener dos días menos de mercado".

De hecho, la demanda de estos días es tanta que incluso cambia la configuración de su clientela habitual: "Con las plantas tenemos muchos clientes fijos, pero en estas fechas vemos más caras nuevas", sostiene